Qué epopeya y misterio había en esa humilde mujer, que cuando se habla de ella es como de la raíz del alma, con suavidad de hijo, y como de entrañable afecto?”.
Así escribió José Martí de Mariana Grajales Coello; de ella, la mujer que se empinó sobre su altura y su tiempo, y educó una tropa de héroes; la que dio todo en pos de alcanzar la libertad patria, la madre cuya vida fue ejemplo de ser humano consecuente con sus ideas. Desde el hogar de la virtud, a fuerza de firmeza y ternura forjó hombres que no dudaron ante el llamado de la manigua redentora:
Mariana nació el 12 de julio de 1815 en Santiago de Cuba y fue bautizada en la iglesia de Santo Tomás Apóstol. De sus padres José Grajales y Teresa Coello aprendió los valores y principios morales que luego transmitiría a sus hijos.
Desde muy joven vivió inmersa en el sufrimiento de la Cuba oprimida. En contacto con el pesar de hombres y mujeres esclavos que permanecían encerrados en el llamado presidio de cimarrones, no lejos de su vivienda, se fue forjando su amor por la libertad.
En su condición de hija de una familia mulata libre, según especialistas, conoció las primeras letras.
Durante la guerra trabajó en los hospitales del Ejército Libertador, atendiendo a los heridos y enfermos. En la manigua arreglaba la ropa de los soldados, trasladaba armas y pertrechos a los mambises, así como daba consejos y aliento a los desanimados, fortalecía en los combatientes la fe en la victoria y transmitía optimismo, tenacidad y resistencia ante las adversidades.
Así estuvo en pie de guerra durante diez años de encarnizada contienda. Sufrió con valentía los rigores de la vida en campaña y la pérdida de su esposo Marcos y algunos hijos muertos en combate.
Demostró Mariana, como nadie, cuánto se entrega cuando se ama una causa: Solo alguien excepcional, cuando un hijo cae, prepara al que le sigue para que no haya vacío en los puestos de lucha. Tal vez en esos momentos venía a su mente la tonada con la que muchos años antes acunó a estos hombres: Si nace libre la hormiga, / la bibijagua y el grillo / sin cuestiones de bolsillos ni español que los persiga / sin ir a la escribanía a comprar su libertad / y yo, con mi dignidad ¿No seré libre algún día…?
Mariana Grajales Coello marchó marchó al exilio en 1878. Se estableció en Kingston, Jamaica, hasta su fallecimiento el 27 de noviembre de 1893. Pasados 131 años de aquel adiós, el pueblo la recuerda como lo que sigue siendo La Madre de la Patria.
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