Desde hace un tiempo, se escucha hablar de un nuevo virus en Cuba: se llama “Oropuche”. Lo provoca un mosquito, que NO es Aegypti ni nada, es de los “prietitos”, de los que zumban en los oídos y hay cantidad.
“En este país no hay ni con qué matar un mosquito” oí por ahí cuando recién sonaron las alarmas tras el anuncio de que en nueve provincias y 23 municipios del país ha sido confirmada la presencia del virus. Así lo confirman estudios del laboratorio nacional de referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí; y hoy están activados los sistemas sanitarios en Cuba…
Dice el Doctor Durán que el cuadro clínico que se manifiesta como consecuencia de la enfermedad, es leve, precedido por un periodo de incubación de entre cinco y siete días, que se caracteriza por fiebre, dolores de cabeza, musculares y articulares. En ocasiones, también se reportan vómitos y diarreas.
Agrega que el Oropuche no deja secuelas y no se asocia con formas graves ni fallecidos. «No es alarmante, pero no nos podemos confiar», precisó. Por eso, los sistemas sanitarios en Cuba están activados…
Ahora, cabe preguntarse ¿A quiénes involucra el sistema sanitario? Me lo pregunto porque este debe contar con “gente” en “el primer eslabón de la cadena”. En este caso, en la meca de los mosquitos, para evitar que se reproduzcan y vuelen y enfermen.
¿Es eso tan difícil? no, señores. Es fácil, como ya sabemos. Si bien es cierto que se carece de opciones “químicas”, también lo es que el hábitat de estos vectores está en el agua acumulada en envases, basureros y herbazales. Y que, eliminando estos, los criaderos, el mosquito no prolifera ni tampoco el dengue ni el Oropuche. Eso lo sabe todo el mundo.
Pero, he aquí la tendencia a la resignación, la indolencia y la desidia.
No sé a ustedes, pero a mí el simple nombre de “Oropuche” me remite a los tiempos remotos en que los hombres vivían en tribus y dormían en las cavernas… Debe ser casual, pero el solo hecho de mencionar la enfermedad sugiere “involución”.
Casualidad digo, por no “llevarnos tan recio” y afirmar que el “Oropuche”, como el dengue y otras enfermedades prevenibles con solo “una cruzada contra la insalubridad y la mugre”, son el resultado de un modo de vida escogido por la realidad que nos golpea.
La escasez de todo, que, en efecto, es un mal galopante, no quiere decir que sea verdad que el cubano “es incapaz de matar un mosquito”, cuando hemos protagonizado tanta proeza.
Pensemos entonces en nuestros hijos, en nuestros padres y abuelos, y en nosotros… El Oropuche “saca de circulación a cualquiera”, y hay que estar bien de salud para “lucharla”. Y ni hablar de lo que costaría un tratamiento de paracetamol cada seis horas por siete días, hasta que “baje la fiebre”.
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