En la mayoría de los casos, comer pan con moho no causa efectos adversos relevantes. Sin embargo, algunos mohos producen reacciones alérgicas.
Es probable que —en algún momento— hayas tenido una experiencia desagradable por culpa de un pan con moho. Quizá, estabas disfrutando un delicioso sándwich y, de repente, diste un mordisco sobre esa mancha oscura con esporas.
También puedes estar en la situación en que revisas la alacena y ves que el pan que tenías almacenado tiene partes con pequeños hongos que varían entre tonos negros y verdosos. Entonces, te surge la duda de si puedes quitar los trozos mohosos y comer las partes que parecen en buen estado.
¿Cómo deberías proceder? ¿Puedes enfermar si lo ingieres de forma accidental? Para ayudarte a resolver estos interrogantes, a continuación te explicamos qué sucede si lo consumes y si puedes o no cortar las porciones afectadas. Como extra, te damos algunos consejos para conservar el pan fresco.
¿Qué sucede si comes pan con moho por accidente?
¡Que no cunda el pánico! Aunque existen probabilidades de sufrir molestias gastrointestinales, es poco probable que experimentes intoxicación tras comer una pieza de pan con moho. Si te acabas de dar cuenta de que ingeriste por error el alimento dañado, mantén la calma y presta atención a los síntomas.
Siempre y cuando tu sistema inmunitario esté sano, es improbable que sufras consecuencias, más allá de la sensación de asco del momento. De todos modos, debes estar atento a síntomas como las náuseas, la diarrea, el vómito, la fiebre o las dificultades respiratorias.
En algunas personas, ciertos mohos presentes en el pan pueden causar reacciones alérgicas que comprometen la salud y la propia vida. De ser así, es necesario buscar atención médica inmediata. Que esto sea leve o grave, inmediato o tardío, depende en gran medida del tipo de hongo.
De manera eventual, puedes tener náuseas o dolor de estómago tras comer un pan con moho. Sin embargo, lo más probable es que no pase nada, ya que la mayoría de los mohos en este alimento son inofensivos. Puedes enfermarte si presentas reacción alérgica a un moho en particular.
Pero, ¿por qué crece moho en el pan?
Antes de continuar, te ponemos en contexto. El moho que ves a simple vista sobre el pan es una proliferación de hongos. Esas partes ‘peludas’ que suelen apreciarse en tonos blancos, amarillos, verdosos, grises o negros son colonias de esporas, cuya función es reproducir al hongo.
Las esporas en sí son muy diminutas, casi microscópicas, y se transportan a través del aire sin notarse a simple vista. Así, logran llegar hasta las superficies que reúnen las condiciones necesarias para crecer y desarrollarse; en este caso, el pan.
Al dejar al pan al aire libre —sea en el proceso de producción, venta o durante la manipulación en casa—, las esporas se posan sobre él. Con los días, en especial si la temperatura es cálida, se reproducen y dan lugar a la aparición del moho.
Todo este proceso se ve favorecido si el almacenamiento del alimento o su envoltura aportan humedad y calor. También en función de los ingredientes utilizados en su elaboración.
Diferentes tipos de hongos crecen en el pan, lo que incide en su apariencia y color. Los más comunes son los siguientes:
- Penicillium: mejor conocido como penicilina, es un tipo de moho inofensivo para la mayoría de las personas. De hecho, de estos se obtiene el famoso antibiótico de uso común. Aun así, algunas personas pueden ser alérgicas al mismo. En un principio se ven de color blanco; luego, adquiere tonalidades azul verdoso o gris oliva.
- Rhizopus Stolonifer: en el lenguaje popular se distingue como moho negro del pan. Produce toxinas que son perjudiciales en pacientes con el sistema inmunitario débil.
- Cladosporium: es uno de los hongos que más habitan los espacios interiores. Su color varía de verde oscuro o negro. Suele ser el más irritante para las personas con alergia.
- Aspergilus: es común encontrarlo en alimentos como las frutas y el pan. Tiene una apariencia aterciopelada y su color es blanquecino con tonalidades azuladas, verde grisáceas y amarillentas. Producen micotoxinas que causan molestias estomacales. Además, alteran la microbiota intestinal.
¿Puedes cortar la parte con moho del pan y comer el resto?
Es posible que notes las manchas de moho solo en algunas partes pequeñas del pan, o bien, solo en varias tajadas; lo demás, a simple vista, luce en buen estado. Por tanto, puedes deducir que basta con cortar los trozos ‘dañados’ para aprovechar el resto. ¿Funciona así? ¿Es seguro?
La respuesta es un no rotundo. Debes tener en cuenta que se trata de un alimento húmedo y poroso, que reúne todas las condiciones para el crecimiento del hongo. Y aunque estos no se vean en toda la pieza, lo más probable es que sus raíces microscópicas ya estén propagándose por todo el producto.
Eso sin contar con que también puede contaminarse de forma simultánea con bacterias, además de presentar varios tipos de hongos. Y si bien es cierto que muchos son inocuos, no hay manera de confirmar si lo son.
El riesgo de esto es una posible exposición a micotoxinas que puede causar desde síntomas digestivos (náuseas, vómitos, dolor abdominal o diarrea) hasta reacciones más graves, como dificultades para respirar, debilidad inmunitaria, problemas renales y hepáticos, entre otros.
Después de comer pan con moho, ¿cuánto tardarás en enfermarte?
Puede que te enfermes o no después de comer pan con moho. Esto depende en gran medida del tipo de moho en cuestión, de la cantidad ingerida, pero sobre todo del nivel de respuesta de tu sistema inmunitario.
Si tienes susceptibilidad a las alergias o antecedentes de alergia al moho, es más probable de que sufras complicaciones. Ahora bien, no hay datos exactos para determinar qué tan pronto experimentarás síntomas. A veces es al instante, pero en otros casos las reacciones son tardías.
Lo más importante es estar atentos tras comer el alimento con moho. Si hay dolor estomacal, náuseas, vómitos, diarrea, entre otros síntomas de alerta, lo mejor es buscar atención médica. Algunas personas con más riesgo de enfermarse son las siguientes:
- Niños pequeños.
- Mujeres embarazadas.
- Pacientes con diabetes.
- Adultos mayores de 65 años.
- Personas con el sistema inmunitario comprometido (pacientes con enfermedad pulmonar, afecciones cardíacas, cáncer y virus de inmunodeficiencia humana – VIH).
Debes considerar que algunas de las micotoxinas de los mohos alimentarios pueden alterar el entorno de la microbiota intestinal. Al destruir las bacterias benéficas del intestino, elevan el riesgo de enfermedades crónicas. Sin embargo, esta situación suele darse en caso de ingestas abundantes o prolongadas.
¿Cómo proceder si los alimentos presentan moho?
Algunos mohos en los alimentos son seguros para el consumo, como es el caso del queso azul. En otros vegetales duros, como las zanahorias, los pimientos morrones y el repollo, es más difícil que se propaguen estos microorganismos, por lo que el riesgo es bajo y se puede quitar la parte dañada.
Sin embargo, cuando se trata de alimentos como los panes –que son blandos, húmedos y porosos– lo más sensato es desechar la totalidad del producto. Lo mismo aplica en productos como el yogur, los embutidos, las mantequillas, las jaleas y los vegetales y frutas blandas (pepinos, tomates, melocotones, etcétera).
Según comenta la dietista Lillian Craggs-Dino, a través de la Clínica Cleveland, la seguridad de otros alimentos depende de la situación. Por ejemplo, si los mohos están en la cáscara, es poco probable que estén en la fruta, a menos que al pelarlos presenten señales evidentes, como manchas oscuras o mal olor.
¿Cuánto dura el pan fresco?
La durabilidad del pan cambia en función de si es pan casero o elaborado a escalas industriales. Por regla general, el pan casero o artesanal tiene una vida útil de entre tres y cuatro días en la despensa y de dos a tres meses en el congelador.
Entre tanto, el pan comercial dura hasta dos semanas a temperatura ambiente o en el refrigerador, y hasta cinco meses en el congelador. Esto se debe a que contienen conservantes químicos como el propionato de calcio y el ácido sórbico, que impiden la proliferación de los hongos.
¿Cómo conservar el pan fresco por más tiempo?
Varios factores incrementan las probabilidades de que el pan desarrolle hongos. El método de elaboración, los ingredientes añadidos y el tipo de conservación son algunos de los más relevantes. Aun así, si deseas mantenerlo fresco por más tiempo, puedes poner en práctica las siguientes recomendaciones.
Deja enfriar el pan antes de almacenar
Recuerda que el moho crece con más facilidad en ambientes húmedos y cálidos. Cuando almacenas el pan muy caliente, el vapor propicia estas condiciones. Por eso, antes de llevarlo a la alacena, al mostrador o a algún empaque, asegúrate de dejarlo enfriar.
Mantén el pan cubierto
Aunque no son visibles, las esporas de los hongos están en el aire. Una forma de reducir su contacto con el pan es cubrirlo antes de su consumo. Las bolsas de tela y las paneras se consideran las mejores opciones, seguidas de las bolsas de papel.
Almacena en un lugar fresco y seco
Una vez guardes el pan en la bolsa o en la panera, busca un espacio de la cocina que sea fresco, seco y, preferiblemente, oscuro. Asegúrate de que no haya algún electrodoméstico que genere calor cerca. Además, el gabinete debe estar limpio y libre de humedad.
Opta por congelarlo
Si bien la refrigeración es una buena opción para detener el crecimiento de los mohos, es mejor congelarlo. ¿Por qué? Este método de conservación no altera tanto la textura y prolonga la vida útil del alimento. Solo debes guardar las rebanadas cortadas, para sacar y calentar las porciones cuando lo requieras.
Dato curioso:el pan sin gluten es más susceptible al crecimiento de mohos. Es la razón por la que suelen distribuirlo congelado.
Elige pan de masa madre
Ahora mismo, el pan de masa madre es una de las opciones más recomendadas para disfrutar este alimento fresco y sin conservantes. Debido a las enzimas naturales que contiene, además de la adición de grasa, su durabilidad es mayor.
De hecho, algunas recetas de esta variedad contienen bacterias de ácido láctico (probióticos) que, al producir ácidos, impiden el crecimiento de moho.
Agrega especias o vinagre a tu receta casera
Algunas recetas de pan casero proponen incorporar ciertas especias como la canela y el clavo, o vinagre de manzana como truco para conservar e impedir la proliferación de hongos. ¿El inconveniente? Estos cambian el sabor y el aroma. Pero si no es un problema para ti, es una buena opción.
¿Y qué hacer con el pan duro?
En última instancia, si el pan está duro y aún no presenta moho, puedes aprovecharlo en otras preparaciones. Una buena idea es tostarlo y pasarlo por un procesador de alimentos para hacer pan rallado. Este puedes emplearlo en rebozados, por ejemplo.
También puedes tostar el pan, cortarlo en cubos y añadirlo a recetas de ensaladas. Si lo prefieres, mézclalo con un poco de aceite de oliva, llévalo al horno y, por último, rocíale especias. ¡Te encantará!
¿Qué debes recordar?
Si te diste cuenta que comiste pan con moho de manera accidental, conserva la calma; la mayor parte de las veces es inofensivo. Aun así, presta atención a síntomas como náuseas, vómitos, diarrea, malestar estomacal o dificultades respiratorias, que pueden alertar una reacción alérgica al moho.
De ser así, no dudes en acudir al médico lo antes posible. Ten en cuenta que la inhalación de las esporas también es problemática, en especial si hay antecedentes de alergia al moho. Evita oler de cerca el pan si notas manchas visibles.
Asimismo, siempre que veas moho en partes del alimento, así no cubra su totalidad, opta por desecharlo. Debido a sus características porosas y húmedas, el pan reúne las condiciones adecuadas para que los hongos proliferen, incluso sin que se note.
Si quieres prolongar su vida útil, almacénalo en un lugar fresco y oscuro (si lo vas a comer en los dos o tres días siguientes) o llévalo al congelador (si quieres comerlo hasta semanas después).
Tomado de Mejor con Salud
0 Comments