Impedir a tiempo con toda la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estado Unidos y caigan con esa fuerza más sobre muestras tierras de, cuanto ha hecho hoy y hare, es para eso.
En este fragmento de la carta inconclusa de José Martí a su amigo mexicano Manuel Mercado, El Héroe Nacional ratifica que por la patria debemos enfrentar los más grandes sacrificios.
Esta visión martiana está impregnada en los combatientes de los Órganos de la Seguridad del Estado, concebidos por el líder cubano Fidel Castro solo a dos semanas del triunfo revolucionario del primero de enero de 1959.
Con heroísmo silencioso se pueden calificar a estos hombres que sin importarles el sacrificio y condiciones impiden planes enemigos contra los principales dirigentes, como el propio Fidel a quien intentaron muchas veces asesinarlo.
A lo largo de los 66 años de creado los Órganos de la Seguridad, los miembros de esta dependencia del Ministerio del Interior, han enfrentados disímiles misiones para impedir planes enemigos contra la seguridad nacional.
En el recuento de misiones anónimas están nuestros Cinco Héroes que supieron enfrentar y alertar acciones contra nuestro pueblo, otros como Alberto Delgado, el hombre de Maisinicú, quien prefirió morir ante revelar su condición de agente de la seguridad, durante la limpia de bandidos en el Escambray.
Así de grande son estos hombres, guerreros del silencio, siempre prestos a cumplir con humildad y sacrificio cada misión asignada en defensa de la patria socialista.
El propio Fidel al referirse al papel de estos guardianes del silencio expreso: “El hombre que cumple el deber, lo cumple así, por el alto concepto que tiene de sus obligaciones, por el gran amor hacia su causa”
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