Los cuentos cortos son una herramienta magnÃfica para inculcar valores e inspirar a través de historias atractivas a los niños, a la vez que promueven el amor por la lectura. Además, estos relatos brindan una excelente oportunidad para establecer una conexión especial con los más pequeños, disfrutando asà de momentos valiosos y llenos de diversión.
Dado que leer es una de las mejores actividades para compartir con hijos, nietos, sobrinos y otros niños queridos, hemos preparado para ti una selección de 12 cuentos cortos perfectos para ellos.
4 cuentos cortos para niños hasta los 3 años
No tienes que esperar a que tu niño o niña llegue a cierta edad, puesto que puedes comenzar a leerle desde su nacimiento. Los cuentos cortos para niños de 0 a 3 años deben ser simples y llamar su atención con sonidos. Aquà tienes algunas historias.
1. Los tres cerditos
Tres hermanos cerditos decidieron construir sus propias casas. El menor, que era perezoso, la hizo de paja; y el mediano, al que le gustaba ir de fiesta, la hizo de madera. Mientras que el mayor, que era el más trabajador, la hizo de cemento y ladrillos, tardando un poco más.
Al caer la noche, en todo el bosque se escuchaba el aullido del lobo. Y en poco tiempo, llegó a la choza de paja y dijo:
- «¡Déjame entrar cerdito! O soplaré y tu casa derribaré».
El cerdito menor no abrió, entonces el lobo sopló con fuerza hasta que la casa de paja salió volando. Temblando de miedo, el cerdito corrió hasta la cabaña de madera, y a los pocos segundos llegó el lobo.
- «¡Déjame entrar cerdito! O soplaré y tu casa derribaré».
Al no abrir, el lobo sopló y sopló hasta que la cabaña voló por los aires. Los dos cerditos corrieron asustados hasta la casa de ladrillo. Cuando el lobo llegó dijo:
- «¡Déjame entrar cerdito! O soplaré y tu casa derribaré».
- «Sopla todo lo que quieras, en mi casa no entrarás». – Dijo el cerdito mayor.
El lobo sopló y sopló con todas sus fuerzas hasta quedarse casi sin aire, pero la casa no se movió. Cansado, buscó una escalera para entrar por la chimenea.
Los cerditos, escuchando el ruido, pusieron un caldero con agua a hervir en la chimenea. Cuando el lobo cayó se quemó con el agua, y dando un aullido fuerte salió corriendo para nunca más regresar.
2. De sonrisa a sonrisa
Patricia despertó asustada una mañana porque soñó que a todas las personas que conocÃa se les habÃa borrado su sonrisa. Por ello, estaba rodea de personas tristes, con el ceño fruncido y la cara alargada. Esta situación no le agradó para nada.
Su papá y su hermano, incluso su maestra, tenÃan rostros de estatua y sus compañeros de la escuela no se reÃan ni con una broma. Hasta su mamá, que era la más alegre, solo estaba de mal humor.
Patricia se angustió mucho, ya que pensaba que la sonrisa era la forma más natural para comunicarse. Sus mejores ratos los habÃa vivido riendo con su familia.
Sintiéndose cada vez más sola e incomprendida, Patricia dejó de sonreÃr y comenzó a llorar, temiendo que nunca más verÃa a nadie feliz. Ese miedo se apoderó de todo su ser y, de repente, la despertó. Entonces, se dio cuenta de que todo habÃa sido un sueño. En ese momento, su mamá apareció con una gran sonrisa, le dio un beso y le dijo que hay que empezar el dÃa con alegrÃa.
3. Carrera de zapatillas
Todos los animales del bosque estaban emocionados, ¡era el dÃa de la carrera de zapatillas! Y allà estaba la jirafa, la más hermosa y alta de todas, pero también la más presumida. Se burlaba de los otros animales.
- «¡Ja, ja, ja!», se reÃa de la tortuga por ser más lenta y bajita.
- «¡Je, je, je!», se reÃa del elefante por tener una trompa tan larga.
La cebra tenÃa unas zapatillas rosadas con grandes moños, el zorro unas a rayas y el mono de lunares anaranjados. Pero, cuando ya iba a comenzar la carrera, se escuchó a la jirafa llorar desesperada.
- «¡Qué alguien me ayude!».
Era tan alta, ¡que no podÃa atarse los cordones! Los demás animales se quedaron viéndola. El zorro se acercó y le dijo:
- «Te reÃas de los demás por ser diferentes, y es verdad ¡todos somos diferentes! Pero, todos tenemos algo bueno y podemos ayudarnos».
La jirafa se disculpó con todos por haberse reÃdo y las hormigas se acercaron a atarle los cordones de sus zapatillas. Superado el problema, comenzó la carrera y, cuando terminó, todos celebraban que su nueva amiga habÃa aprendido lo que era la amistad.
4. El pollito pÃo
«El pollito pÃo come mucha cebada, y por eso tiene una gran y gorda ¡panza! Además, el pollito pÃo, también come mucho trigo, asà que él tiene un enorme y fuerte ¡pico! Al pollito pÃo le gusta comer mucho maÃz, por eso tiene unas inmensas ¡patas! Pero, si te parece que el pollito pÃo es grandote, entonces deberÃas conocer a su ¡mamá!»
Este es de los cuentos cortos para niños que es mejor acompañar de imágenes y que debes narrar haciendo énfasis en las palabras que son exclamadas.
4 cuentos cortos para niños de 3 a 5 años
A partir de los 3 años, los pequeños pueden disfrutar mucho más de las ilustraciones y los libros, asà como de las enseñanzas en las historias que les cuentas. Entonces, puedes aprovechar estos 4 cuentos cortos para niños que tienen un mensaje valioso.
5. El árbol mágico
Érase una vez un niño que paseando por un prado encontró un árbol, en este habÃa un cartel que decÃa: «soy un árbol encantado, di las palabras mágicas y lo verás».
El niño intentó acertar el hechizo y probó todo lo que se le ocurrió, desde el «abracadabra», hasta el «tan-ta-ta-chán» y mucho más, pero nada ocurrÃa. Cansado, se tiró al piso y suplicando dijo:
- «¡Por favor, arbolito!»
Entonces, una gran puerta se abrió en el árbol, pero todo estaba oscuro, menos un cartel que decÃa: «sigue haciendo magia». Asà fue como el niño continúo:
- «¡Gracias, arbolito!»
Una luz el árbol se encendió, se iluminó un camino hacia un gran tesoro de juguetes y chocolates. El niño, emocionado, llevó a sus amigos al árbol para tener una gran fiesta y aprendió cuáles son las verdaderas palabras mágicas: gracias y por favor.
6. El león y la zorra
Un viejo león tenÃa las garras y los dientes desgastados, por eso, no le resultaba tan fácil conseguir comida. Entonces, fingió que estaba enfermo y avisó a todos los animales de su pobre estado de salud.
Se acostó en su cueva y esperó. Los animales vecinos se acercaban a ofrecerle su simpatÃa, pero el león aprovechaba y los devoraba de un bocado.
La zorra también lo visitó, pero ella era muy astuta. A una distancia segura de la cueva, le preguntó al león cómo se encontraba. Él respondió que muy enfermo, pidiéndole que entrara por un momento. Pero la zorra se mantuvo afuera, agradeciéndole la invitación.
- «Me gustarÃa hacer lo que me pides, pero veo que hay muchas huellas que entran a tu cueva y ninguna sale. Dime, ¿cómo tus visitantes encuentran la salida?»
El león no respondió, pero la zorra tampoco se quedó a escuchar su respuesta. Asà fue como evitó ser devorada.
7. Pollito pÃo
Pollito PÃo caminaba un dÃa por el bosque, cuando una bellota cayó de un árbol sobre su cabeza.
- «¡Ayuda! El cielo se está cayendo». – Exclamó Pollito PÃo. – «¡Debo ir a contárselo al Rey!»
Corrió a buscar al Rey y, en el camino, se encontró a Gallina Nina. Le preguntó a dónde iba y ella respondió que al bosque.
- «¡No! No vayas allá, el cielo se está cayendo y voy a contárselo al Rey».
Entonces, partieron los dos a decÃrselo al Rey, pero en el camino se encontraron con el Gallo Rayo. Le preguntaron a dónde iba y él respondió que al bosque.
- «¡No! No vayas a allá, yo también iba, pero Pollito PÃo me ha dicho que estuvo allá y vio que el cielo se está cayendo. Vamos a contárselo al Rey».
Entonces, partieron los tres a hablar con el Rey. Pero, en el camino, se encontraron con el Pato Tato, y la historia se repitió varias veces; también con Ganso Pancho, Oca Loca, Gansa Mansa y Pavo Chavo.
Al encontrarse con Zorro Rorro, le advirtieron que Pollito PÃo habÃa visto como el cielo se estaba cayendo en el bosque. Pero el zorro era astuto y tenÃa hambre, asà que les ofreció un atajo para llegar al palacio, engañándolos para llevarlos a su madriguera.
Justo cuando iba a comérselos a todos, los perros del Rey pasaron ladrando y asustaron al zorro. Pollito PÃo y sus amigos aprovecharon para huir hasta el bosque. Mientras descansaban bajo un roble, comenzaron a caer algunas bellotas y Pollito PÃo se dio cuenta de que nada se estaba cayendo y solo fue una bellota la que lo asustó antes.
Ese dÃa, todos aprendieron una valiosa lección: que no debÃan creer en un rumor sin antes comprobarlo.
8. Los malos vecinos
Un dÃa un hombre salió a trabajar y, al pasar por la puerta de la casa de su vecino, se le cayó un papel importante. El vecino estaba viendo por la ventana justo en ese momento y pensó:
- «¡Qué descarado! Va y tira ese papel para ensuciar mi puerta».
No le dijo nada, en cambio, planeó su venganza y, por la noche, vació la papelera en la puerta de la casa del primer vecino. Este último estaba mirando por la ventana y creyó que el vecino habÃa robado el importante papel, lo habÃa vuelto trizas y luego lanzado con la basura frente a su casa. Tampoco dijo nada y planeó su venganza.
Durante mucho tiempo uno y otro se fastidiaron mutuamente, llegando a llamar a una sirena de bomberos, enviarse animales de granja, estrellar un camón contra pared y más. Hasta que una bomba-terremoto derribó ambas casas y ellos terminaron en el hospital.
Esa temporada que pasaron en el hospital los llevó a hablar, hasta que se hicieron amigos y conversaron sobre el papelito que empezó todo. Ambos se dieron cuenta de que fue una coincidencia que pudieron haber aclarado hablando y no juzgando.
4 cuentos cortos para niños a partir de los 6 años
Los cuentos cortos para niños a partir de los 6 años pueden ser leÃdos por ellos mismos con tu ayuda y compañÃa. Con estos, pueden entretenerse, pero también analizar y cuestionar lo que hay detrás de cada historia.
9. La dictadura del león
Los animales de la selva acostumbraban a ir a bañarse y beber al rÃo por la misma senda. Un camino corto y agradable, con árboles que daban sombra. Un dÃa, el león cerró la senda y todos se sintieron mal.
- «¿Quién se cree? ¿Por qué cerró la senda al rÃo?». – Dijeron las serpientes.
- «¡Ahora hay que rodear el bosque para beber agua!». – Dijeron los elefantes.
- «Con mi pata rota no podré ir tan lejos y moriré de sed» – Dijo la gacela.
Todos los animales fueron con el león. Y él dijo:
- «La senda no estará cerrada del todo, dejaré pasar cada dÃa a tres animales».
No hubo discusión y a los animales no les quedó más remedio que llegar a un acuerdo entre ellos. Se turnarÃan cada dÃa para ir por la senda, priorizando a los necesitados.
Al siguiente dÃa, la mona quiso pasar.
- «¡Imposible! Ya pidieron permiso los leones». – Dijo el vigilante.
Al siguiente dÃa, quisieron pasar los elefantes.
- «¡No podrá ser! Las leonas ya pasaron por la senda».
Otro dÃa, el hipopótamo madrugó para que nadie se le adelantara.
- «Hoy viene la familia del león, asà que no podrás pasar».
Ante situaciones como esta, fueron a quejarse con el león y este les dijo:
- «¡Yo soy el rey de la selva! Asà que hago lo que quiera, ¡y es mi última palabra!».
Desde ese dÃa, la senda se mantiene cerrada para los animales, excepto para los amigos del león, que puedan pasar a su antojo.
10. El duendecillo fraile
De noche, tres hermanitas se mantenÃan amasando harina. Un dÃa, al levantarse para hacer su faena, encontraron que ya estaba hecha y que los panes estaban listos para meterlos en el horno. Por varios dÃas, sucedió lo mismo.
Las hermanas, queriendo averiguar quién les hacÃa tal favor, se escondieron y vieron en la noche venir a un duende chiquitito que vestÃa de fraile, con la ropa muy rota y vieja. Como se sentÃan agradecidas, las hermanas le hicieron un nuevo raje y lo colgaron en la cocina.
El duende vino y se lo puso, a continuación, se fue diciendo: «Frailecito con hábitos nuevos, no quiere amasar, ni ser panadero». Y no regresó.
11. El ratoncillo ignorante
Un ratoncillo pequeño y sin malicia estaba sentado en su cuarto un dÃa. Al otro lado del agujero del lugar, estaba sentado un gatito que, con tono zalamero, le habla al ratón.
- «Sal, querido ratoncillo, solo te quiero acariciar. Tengo para ti un rico dulce que te voy a regalar».
- «También tengo azúcar, nueces y miel. Si sales, mil cosas podrás comer».
El ratoncillo ignorante de su refugio salió; y en cuestión de segundos don gato se lo comió.
12. El murciélago y las comadrejas
Un murciélago cayó al suelo y fue atrapado por una comadreja, esta detestaba a las aves. El murciélago, viéndose a punto de morir, suplicó que lo dejara vivir. La comadreja se negó, ya que pensaba que ser enemiga de todas las aves era su naturaleza.
Pero el murciélago estaba resuelto a no darse por vencido, asà que le aseguró que él no era un ave, sino un ratón. La comadreja, dudosa, se acercó y notó que no tenÃa plumas, entonces lo soltó.
Luego de unos dÃas, el murciélago volvió a caer al suelo y fue capturado por otra comadreja. Sin embargo, esta detestaba a los ratones. El murciélago volvió a rogar por su vida, a lo que la comadreja se negó, diciendo que desde que nació era enemiga de todos los ratones.
Entonces, el murciélago le aseguró que él no era un ratón, sino un ave. La comadreja se acercó a él y observó sus alas, dejándolo volar. Asà fue como el murciélago escapó dos veces.
Los cuentos cortos para niños son una herramienta valiosa
Además de escuchar los cuentos cortos para niños, anima a tu pequeño a pensar en el mensaje de cada historia. Nárralos con diferentes voces e introduce tus propios efectos de sonidos para llamar su atención dependiendo de su edad.
Y no olvides hacerle preguntas relacionadas con los cuentos cortos para niños, ¿cambiarÃa algo de la historia?, ¿cómo se sintieron los personajes?, ¿le parece familiar la situación? Recuerda que la lectura le abrirá muchas puertas y cultivar su amor por ella es el primer paso para este nuevo mundo.
Tomado de Eresmama
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