Federico García Lorca, el célebre poeta español de “Bodas de sangre” fue fusilado por los fascistas españoles hace hoy casi nueve décadas. Fue aciago aquel 19 de agosto para Federico: manos homicidas le arrebataron la vida cuando contaba solo con 38 años.
Hay razones para que lo recordemos: pienso, por ejemplo, en que fue él uno de los ángeles que estuvo “de cita” con Silvio Rodríguez un día de hacer canción. También en que visitó Cuba y quedó prendido de nuestros paisajes…
Cuando llegue la luna llena iré a Santiago de Cuba, / Cuando llegue la luna llena / iré a Santiago de Cuba, / Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas! / ¡Oh cintura caliente y gota de madera! / ¡Arpa de troncos vivos, caimán, y flor de tabaco!
Nacido el 5 de junio de 1898, desde pequeño conoció la pobreza y comenzó a relacionarse con los labriegos y pastores de su aldea natal en Granada. Cuando tenía 19 años se trasladó a Madrid y en la capital española cursó estudios de derecho, filosofía y letras.
En 1918 logró publicar en Madrid su primera obra titulada “Impresiones y Paisajes”. Tres años después editó su primer libro de poesías que tituló, precisamente “Libro de poemas”. No obstante su primer gran éxito lo alcanzó en 1928 con su obra “Romancero Gitano”.
Tras el establecimiento de la República Española, Lorca colaboró en la difusión cultural. Llegó a sentir tal pasión por el teatro que se convirtió en su mejor medio de expresión.
Cuando se produjo la agresión de los fascistas contra la República española, empuñó las armas y luchó junto a su pueblo. Precisamente por su firmeza y determinación, cuando fue capturado, resultó vilmente asesinado por el fascismo que había irrumpido en la España profunda del año 1938.
Entonces enmudecieron los limoneros y las enredaderas del café granadino donde se sentaba a buscar sus musas. Y cuentan que ellos fueron testigos del nacimiento de un Lorca Mayor, ya convertido en un símbolo de la cultura progresista española y universal.
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