La cortisona es un compuesto que deriva de una importante hormona: el cortisol, que participa en numerosas funciones como el metabolismo de lípidos y proteínas.
La cortisona es un compuesto esteroideo que se puede comparar con la corticosterona. Se trata de un compuesto que deriva del cortisol.
El cortisol es un tipo de sustancia glucocorticoide, de una familia de hormonas producidas en las glándulas suprarrenales que participan en múltiples procesos reguladores del organismo.
Los niveles de cortisol de una persona se pueden elevar en situaciones de estrés. A continuación, veamos más al respecto.
El papel de la cortisona en el organismo
La cortisona participa en el metabolismo de los ácidos grasos, los hidratos de carbono e incluso de las proteínas. Asimismo, participa en la regulación de los líquidos y electrolitos del organismo, a fin de conservar la homeostasis.
Por normal general, el organismo produce cortisona siguiendo las indicaciones del sistema endocrino, que controla todas los hormonas funcionales. Así, de forma natural, se sintetiza en el córtex de las glándulas suprarrenales.
Sin embargo, los especialistas han conseguido imitar y producir artificialmente este compuesto químico. Por ello, se han elaborado los correspondientes medicamentos o fármacos que proporcionan esta sustancia a los pacientes que lo necesitan. Dichos medicamentos pueden administrarse de forma cutánea, intravenosa e incluso intraarterial.
¿Para qué se utiliza la cortisona?
En la actualidad, los medicamentos que son capaces de elevar los niveles de cortisona en las personas, son utilizados en el tratamiento de diversas afecciones. Entre las más comunes podemos destacar las siguientes:
- Enfermedades de la piel.
- Enfermedades de carácter autoinmunitario.
- Alteraciones respiratorias entre las que se incluye el asma y otros trastornos de tipo crónico.
- Dolores de articulaciones. Estas molestias pueden aparecer en una gran cantidad de trastornos como la artritis, el codo de tenista o la bursitis.
- Inflamación o hinchazón de una determinada parte del cuerpo. Su mecanismo de acción incluye una respuesta antiinflamatoria generalizada.
- Reacciones alérgicas a un factor determinado. También se utiliza para tratar las reacciones alérgicas crónicas. Por ejemplo, es el caso del edema de Quincke. En otras ocasiones el equipo médico utiliza los fármacos con esta hormona a modo de prevención de estas complicaciones.
- Patologías que afectan al aparato digestivo como la enfermedad de Crohn.
- Problemas relacionados con las características de los ojos.
- Trasplantes (que pueden ser de una gran cantidad de estructuras corporales). Así, el sistema inmunitario del paciente sometido a la operación se encuentra debilitado. Aunque pueda parecer una desventaja, de esta manera se reducen considerablemente las probabilidades de un rechazo al nuevo tejido recibido.
- Algunos tipos de cáncer (como la leucemia), linfomas y varios tipos de tumores. Asimismo, se puede llegar a administrar para solucionar la inapetencia (falta de apetito), las náuseas y los vómitos en pacientes con estos trastornos.
¿Cómo funciona la cortisona?
Por otra parte, la cortisona es capaz de reducir la actividad del sistema inmunitario, que se encarga de la defensa del organismo frente a agentes extraños. De esta manera, se genera una respuesta inmunodepresora en el paciente. Por eso, durante las situaciones de estrés prolongado somos más propensos a contraer infecciones de todo tipo.
Cuando se inhibe el sistema inmune, los microorganismos que normalmente serían eliminados por los mecanismos de defensa del cuerpo proliferan y colonizan los tejidos. Esto explica que el uso prolongado de corticoides o las personas con inmunodeficiencia presenten mayor facilidad para padecer infecciones producidas por gérmenes atípicos.
La duración de la infección es mayor que en una persona inmunocompetente (es decir, con el sistema inmune funcionando correctamente) y hay riesgo de reinfectarse después del tratamiento.
Ver también: El sistema inmune: nuestro ejército contra las enfermedades
¿Cuáles son sus efectos secundarios?
Al utilizar este medicamento, los pacientes pueden sufrir el riesgo de padecer nuevas alteraciones inesperadas. Normalmente, las personas no suelen desarrollar ninguna alteración si el tratamiento dura menos de 10 días.
No obstante, si el uso de este tipo de medicamentos supera ese tiempo, es posible que la persona experimente lo siguiente:
- Irritabilidad.
- Náuseas y vómitos.
- Insomnio o dificultad para dormir.
- Formación de úlceras a nivel estomacal y sensación de ardor en este órgano.
- Dolor de cabeza (cefalea), que puede aparecer junto a mareos ocasionales e incluso desmayos.
- Retención de líquidos, que puede provocar una inflamación o hinchazón de los tobillos y los pies. También puede favorecer la formación de edemas en el organismo.
- Complicaciones relacionadas con la osteoporosis, lo cual suele ser común en personas mayores.
En caso de que estés siguiendo este tipo de tratamiento, estáte atento a cómo evoluciones y en caso de que tengas malestar, no dudes en consultar con tu médico. Bajo ninguna circunstancia ignores las molestias, puesto que pueden perjudicar tu calidad de vida.
Tomado de Mejor con Salud
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