“Nunca tanto sentí como este día mi mísero aislamiento, mi abandono, y mi lamentable desamor…
¿Podría un alma apasionada y borrascosa sin amor ser feliz?…”
José María Heredia
Un canto a la naturaleza nacido del dolor de un hombre que tuvo que abandonar su país natal, es “Oda al Niágara”, una de las obras maestras de José María Heredia, a quien recordamos hoy en el aniversario 185 de su fallecimiento.
Considerado por José Martí “el primer poeta de América”, se le apagó la vida en plena pobreza y lejos de su patria “¡Cuba, Cuba, qué vida me diste, dulce tierra de luz y hermosura!.
La libertad y el amor fueron los fundamentos primeros y mayores de su poesía de contenido patriótico. “La estrella de Cuba”, concebida en plena clandestinidad en la ciudad de Matanzas, fue el primer poema independentista de la historia de la literatura cubana. Y desde entonces, asumió la estrella como el símbolo llamado a guiar a los cubanos por el difícil camino de la independencia nacional.
La influencia de su poesía, además de su obra como periodista, profesor, historiador, crítico literario y dramaturgo, contribuyó a reavivar en las nuevas generaciones el ideal de la soberanía; el mismo que sería grito de guerra en Yara, el 10 de octubre de 1868.
Los cubanos, quizás hoy más que nunca, necesitamos volver a la obra de José María Heredia, reflexionar sobre su vida y su tiempo, que no es otro que el de los orígenes de una nación que sigue haciéndose…
Sobre todo, volver a su poesía y periodismo. Quien despertó en tantos patriotas e ilustres “la pasión inextinguible por la libertad”, merece el lugar que le corresponde en nuestra historia y literatura. Será la mejor manera de honrarlo y honrarnos.
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