La Habana, La primera actriz cubana Eslinda Núñez y el cineasta Manuel Herrera, ambos Premios Nacionales de Cine, protagonizaron hoy el espacio Conversando con…, coordinado por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic).
Mucho arte atesora esta excepcional dupla, de esa que desborda maestría detrás de piezas emblemáticas de la cinematografía nacional como Lucía (1968) y Zafiros, locura azul (2000), también frente a un público ávido de escuchar, en la sala Héctor García Mesa del Icaic, anécdotas de quienes comparten la vida y la profesión.
En diálogo exclusivo con Prensa Latina, Núñez, protagonista de otros filmes igual de significativos como Memorias del subdesarrollo (1968) y La primera carga al machete (1969), recordó que desde muy pequeña siempre quiso ser actriz, aunque no sabía cómo lograrlo.
Cuando comencé a estudiar arte dramático me di cuenta de que había estado preparada para eso toda la vida, expresó.
El actor, precisó, debe entregarse, ofrecer su verdad y ser espontáneo, además de estudiar bien la obra y leer mucho para enfrentar cualquier personaje en un determinado momento.
Se ha preparado para muchas cosas, relató, por lo que ningún rol la ha tomado por sorpresa; «he tratado siempre de ofrecer mi verdad y el público lo ha recibido con mucho cariño y ha sido muy generoso conmigo».
Núñez colocó su rostro en múltiples producciones, sin embargo, Lucía, de Humberto Solás, marcó intensamente su carrera, al punto de atesorarla como un recuerdo entrañable que «después de tantos años se mantiene en la memoria de la gente, y eso para mí como actriz es algo hermosísimo, me hace sentir muy feliz».
De su catálogo cinematográfico, hay dos películas que marcan perfectamente a Manuel Herrera: Girón (1974) y Zafiros, locura azul.
La primera porque recoge la epopeya nacional y siempre es muy grato trabajar con los temas épicos, que son parte de la nacionalidad; y la segunda por el rescate, el apoyo, lo que pude brindar a la sociedad en un momento de gran compulsión, comentó el realizador de 81 años de edad a esta agencia de noticias.
No cualquier historia lo inquieta, solo aquella que lo enamora y toca profundamente, explicó, como el documental de 2020 Retrato de un artista siempre adolescente (Una historia de cine en Cuba) y un proyecto sobre Carlos Manuel de Céspedes.
Ese deslumbramiento que me ofrece la figura, el tema o la realidad es lo que me mueve a contar, significó.
Ambos, con la sabiduría propia de los años y de una existencia dedicada por completo al arte, se muestran deseosos de sumergirse en un nuevo rol o proyecto. Ella define su carrera como una incógnita, pues en su interior siente que habitan muchas mujeres.
Él se describe cual torbellino y sin miedo a la muerte, lo que le aterra es morir sin haber hecho todo aquello que desea.
Tomado de PL
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