Con la vista puesta en una reelección en 2025, el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, busca evitar tener que renunciar durante la campaña y ceder el sillón a su vicepresidenta, con quien está distanciado. En diálogo con Sputnik, el analista Henry Allan explicó la estrategia de Noboa y su insistencia en “abusar de la interpretación de la ley”.
La intención del presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, de ser reelecto en las elecciones de febrero de 2025 lo obligarán, de acuerdo a la normativa del país sudamericano, a alejarse de su cargo de presidente al inscribir su candidatura. La posibilidad de que este requisito le obligue a dejar el Gobierno en manos de su vicepresidenta, Verónica Abad, ya inquieta al mandatario y su círculo íntimo, debido a la mala relación que ambos líderes tienen desde el inicio del mandato.
En ese contexto, el equipo de Noboa ya puso en marcha un operativo para intentar evitar ceder el poder a Abad. A finales de mayo, la secretaria jurídica del Gobierno, Mishell Mancheno, confirmó a medios ecuatorianos que el Ejecutivo hizo una consulta a la Procuraduría para determinar si Noboa está obligado a apartarse de su cargo mientras está en campaña. Según el oficialismo, el mandatario podría quedar eximido de este requisito puesto que “llegó a cubrir un período faltante” del expresidente Guillermo Lasso (2021-2023) tras la muerte cruzada y no se trata de un período completo.
Preocupados por esta situación, legisladores de Revolución Ciudadana —sector liderado por el expresidente Rafael Correa (2007-2017)— promueven en la Asamblea Nacional la aprobación de un exhorto para instar a Noboa a que respete la línea de sucesión y Abad tome la Presidencia cuando Noboa inicie su campaña, algo que presume puede suceder unos 45 días antes de los comicios fijados para febrero de 2025.
“Solo Noboa sabe cuál es la razón de su temor de encargarle el poder durante un mes y medio a la señora Abad. Es la pregunta del millón que nos estamos haciendo los ecuatorianos”, dijo a Sputnik el analista político Henry Allan.
El experto consignó que, si bien son conocidas las diferencias personales entre Noboa y Abad, “no hay grandes diferencias entre ambos en términos ideológicos”. En ese sentido, caracterizó a la vicepresidenta como una dirigente política “de derechas y muy conservadora“, que no difiere en los grandes temas con el presidente.
Para Allan, la preocupación del Gobierno por impedir que el Gobierno quede en manos de Abad no se condice con el verdadero “margen de acción” que la vicepresidenta podría tener durante los días en que pueda estar al frente del Palacio de Carondelet. Al respecto, recordó que cualquier ley “de grueso calibre” que Abad quisiera aprobar a espaldas de Noboa requeriría el voto de la Asamblea Nacional. El poco tiempo en que estaría al frente del Ejecutivo imposibilitaría que la vicepresidenta pueda desarrollar proyectos de gran envergadura.

Un uso dudoso de la institucionalidad
Allan subrayó que este mismo argumento también le sirve a Noboa para justificar que podría reelegirse en dos períodos, a pesar de que la Constitución ecuatoriana solo permite una reelección, dado que recién considerarían como “primer mandato” de Noboa el que resulte en caso de ganar los comicios de 2025. Para el experto, con este tipo de posturas el oficialismo “está abusando de la interpretación de la ley“.
Para el analista, “no cabe la menor duda” de que el Gobierno de Noboa ha buscado saltearse algunos límites institucionales, al tiempo que ha hecho un “uso abusivo de la palabra” al intentar darle al combate al crimen un éxito que no se corrobora con las cifras oficiales de delitos.
“Si bien no podemos hablar ni de cerca de una dictadura, hay que ser honesto en que hay un uso por lo menos dudoso de la institucionalidad democrática del país”, sentenció el analista.
En ese sentido, apuntó que Noboa se vale tanto de una institucionalidad “debilitada desde 2018” —cuando asumió el presidente Lenín Moreno (2017-2021)— como de fuertes campañas de marketing político que buscan presentarlo como un hombre que resuelve en diferentes spots y campañas publicitarias oficiales donde se lo muestra, según Allan, como un hombre “que va a buscar la manera de salirse con la suya sin importar que tenga que estirar la lectura de la ley”.
El experto consideró que este tipo de campañas y la búsqueda de consolidarse como el principal dirigente anticorreísta han hecho que Noboa mantenga altos niveles de aprobación en el país, manteniéndose como una opción fuerte de cara a una eventual reelección.
Tomado de Sputnik
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