Con tan solo 18 años, Pedro Pablo ha demostrado que los sueños sí se cumplen. Después de vivir, desde los 14 años en la Casa de Niños sin Amparo Familiar, hoy recibe las llaves de su propio hogar que fuera reparado por el estado muestra de la voluntad política de atender a personas en condiciones de vulnerabilidad.

Esta entrega representa mucho más que una vivienda: es el símbolo de esperanza, esfuerzo y compromiso con nuestros jóvenes. Gracias al trabajo conjunto de la Dirección de Vivienda y el sector constructivo, Pedro Pablo inicia una nueva etapa llena de oportunidades.
Este joven que permanencia en la casa de niños sin amparo parental debido a circunstancias familiares, y que culminó la edad para permanecer en esa institución, retornó a su vivienda en Nueva Gerona, la cual fue remozada para que en ella pueda convivir y hacer su propia familia.

Ver su sonrisa al cruzar la puerta de una casa más confortable, nos recuerda que cada acción cuenta, y que construir futuro es también construir hogares. Que para Pedro Pablo su hogar sea el refugio de sus sueños y el punto de partida de todo lo que está por venir siempre siendo un hombre de bien.





0 comentarios