En Vivo

Las élites colombianas «prefieren que se hunda el país antes que darle el mínimo apoyo al Gobierno

Publicación: 1 May, 2025

Categorías: Internacionales

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, cuestionó que sectores ricos del país no apoyaron al Gobierno en el diferendo con su homólogo estadounidense Donald Trump por los deportados. Expertos consultados por Sputnik reflexionaron sobre el origen del alineamiento de las élites nacionales, que se arrastra, incluso, desde principios del siglo XX.

Durante un encuentro con gobernadores, el presidente colombiano cuestionó explícitamente la falta de apoyo de sectores acomodados y medios de comunicación de su país en el entredicho que mantuvo con Trump por el envío de aviones con personas deportadas.

«Porque hay que defender la nación y la bandera, si no, arrodillados, ¡no somos patria! Somos un rebaño y nos llevan para donde sea y nos están llevando es para la muerte, con los ojos cerrados», reclamó.

Petro incluso cuestionó que los colombianos estén «tan acostumbrados a arrodillarnos a la política gringa» que consideraran negativa la decisión del Gobierno colombiano de no permitir que los migrantes regresaran encadenados en aviones.

En diálogo con Sputnik, el analista político Felipe Mendoza dijo que el fenómeno señalado por el presidente puede comprenderse a través del concepto de respice polum, una expresión latina que puede traducirse como «mirar hacia el norte», acuñada por el expresidente colombiano Marco Fidel Suárez (1918-1921) para definir a las relaciones internacionales del país latinoamericano.

Para el experto, Colombia ha desarrollado «una dependencia hacia los EEUU» a partir de las «potenciales ayudas económicas» que la nación norteamericana ha prometido o hecho para los connacionales.

También consultado por Sputnik, el profesor de Filosofía Política de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), Óscar Mejía Quintana, aseguró que «las élites colombianas han sido siempre élites entregadas a EEUU«, algo que es posible ver en episodios relevantes de principios del siglo XX como la construcción del Canal de Panamá —que implicó, indirectamente, la separación de Panamá y Colombia— o la denominada Masacre de las Bananeras, cuando en 1926 el Ejército colombiano asesinó a decenas de trabajadores de la estadounidense United Fruit Company por reclamar mejores condiciones laborales.

Otros eventos históricos como la guerra de Corea —en la que los colombianos fueron los únicos latinoamericanos en participar— o la propia guerra de Malvinas también tuvieron a los sectores más influyentes de Colombia «tomando partido por el imperio en general, tanto por EEUU como por el Reino Unido».

Los ídolos de las élites colombianas

«Históricamente nuestras élites han sido unas élites realmente vendidas. Y también lo están en esta coyuntura que se dio con Trump, pues más allá de la falta de talante diplomático de Petro, estaba haciendo una solicitud muy razonable respecto a los deportados», afirmó Mejía Quintana.

Para el experto, estos grupos generan la percepción de que «prefieren que se hunda el país antes que darle el mínimo apoyo al Gobierno«. El académico remarcó, de hecho, que la postura de Petro en defensa de los deportados no recibió «ni una» demostración de respaldo por parte de políticos de la oposición colombiana.

Mendoza aportó otro elemento a la cuestión: la figura de Trump, al igual que otras como la del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, parece estar «de moda» entre los políticos colombianos.

«La política colombiana es una política pop, con un efecto espejo según los líderes internacionales del momento«, señaló, recordando que muchos dirigentes del país han pasado de querer parecerse al canadiense Justin Trudeau «cuando era la élite», a asimilarse más a Bukele o Trump.

«Más allá del rechazo a cualquier proyecto progresista, sí hay en sectores de Colombia una afinidad hacia el presidente Trump. Eso hace parte de la cultura política y ese ADN de centro derecha que históricamente ha tenido el colombiano», reflexionó.

Según Mejía Quintana, los medios masivos de comunicación privados —especialmente las radios— transmiten «un discurso antigobierno que se recicla y que, por supuesto, alimenta posturas a favor de los EEUU«.

Un país polarizado

Mendoza consideró que la política colombiana asiste a un proceso de «ruptura y radicalización» que incluso es fomentado por el propio Petro y que dificulta la generación de una postura de Estado en materia de política exterior.

El analista puso como contraste el caso mexicano, en específico el sexenio de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) y los primeros meses de Claudia Sheinbaum, período que ha mostrado una continuidad y solidez —incluso con el sector empresarial— carente en los dos años y medio de gestión petrista y a poco de entrar en la carrera preelectoral, de cara a los comicios de 2026.

«Hoy Colombia no tiene una causa nacional definida porque internamente como sociedad está muy fragmentada. Incluso hay una fragmentación interna en el progresismo y si no hay unidad en la izquierda, difícilmente habrá una unidad entre los colombianos», aseveró Mendoza.

Para Mejía Quintana, este tipo de debates se intensifica con la presencia de Petro en la Casa de Nariño debido a que, al menos en las últimas décadas, la política colombiana se ha regido a partir de «un consenso de derecha, un consenso de las élites» que, más allá de matices, siempre mantuvo posturas similares con respecto a EEUU.

El docente de Derecho Internacional la UNAL Antonio Rengifo comentó a Sputnik que, si bien existe un sector político y social «sumiso y afín a Washington» que aprovecha cada coyuntura internacional, puede ser un error de Petro «dejarse llevar por las retóricas definidas por afinidades con Washington«.

De todos modos, Rengifo remarcó el hecho de que EEUU «es el primer socio comercial de Colombia», por lo que enfrentamientos en este campo podría acarrear «implicaciones respecto de intereses en la balanza comercial y en empleos de mucha gente» cuyas actividades están vinculadas al comercio entre ambos países.

Por ese motivo, el académico aconsejó que quizás podría ser erróneo abordar el asunto en términos de «patriotismo» y «podría ser más convenientes reconocer que hay intereses y que los Estados se mueven por intereses, articulados en una diplomacia, que es el arte de encontrar equilibrios».

Tomado de Sputnik

Publicaciones relacionadas

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *