Cuentan que fue aquella una noche extraordinaria, de cielo iluminado por llenísima luna. Un minúsculo cañaveral y varias palmas, probablemente cinco, fueron testigos de la voz profética de Fidel con la certeza «¡Ahora sí ganamos la guerra!”.
Fueron sus palabras máxima expresión de fe y confianza en el triunfo, lo cual se había tornado incierto tras los acontecimientos posteriores al desembarco del Granma.
Con solo mencionar el sitio conocido como «Cinco Palmas» se evoca el emotivo reencuentro entre Fidel, Raúl, y varios de los expedicionarios, luego del azaroso recorrido por zonas pantanosas y desconocidas una vez que desembarcaron por Los Cayuelos, una punta de mangle cerca de playa Las Coloradas.
En ese contexto, los revolucionarios habían sufrido el revés de Alegría de Pío, la persecución enemiga, la dispersión de la incipiente tropa, y las secuelas del andar durante varias jornadas por una geografía abrupta, agobiados por la sed, el hambre y el cansancio.
Mucha voluntad y resistencia hubo en el camino que juntó a los sobrevivientes en «Cinco Palmas». Fueron horas de felicidad para el Líder del Granma y su hermano Raúl y para los demás valientes que, a partir de ese momento, confiaron en la victoria como nunca antes.
En Cinco Palmas se fraguó la certeza de lo posible: un pequeño grupo de hombres, con solo siete armas, se dispuso a buscar el Turquino y, desde esas alturas, fortalecer un movimiento guerrillero nutrido por muchachos y muchachas que se convirtieron en diáspora rebelde en la clandestinidad y respondieron siempre al llamado de Fidel.
Aquel 18 de diciembre de hace 68 años reafirmó que era posible continuar la lucha independentista iniciada por Céspedes en La Demajagua, en 1868. Esta germinó, como semilla, en el espíritu de una generación gloriosa, respaldada por un pueblo urgido de alcanzar la verdadera emancipación.
Fidel lo presintió. Solo dos años más tarde de aquel reencuentro, de aquel abrazo salvador en Cinco Palmas, y de aquella frase optimista, el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959 le daría la razón.
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