Los estudiantes y profesores de la escuela de formación pedagógica Martha Machado son seguidores de la obra de Manuel Ascunce Domenech, por ello cada día, se preparan para brindar un mejor proceso docente.

Ramón Augusto García, es uno de esos maestros que vive la historia y en sus turnos de clase, impregna esa sabiduría, que lleva consigo por los más de 60 años frente a las aulas destacó:
“Tuve la certeza de ser maestro, cuando en la Campaña de alfabetización, un alumno muy rudo por su trabajo en el campo, rompió el lápiz, por no saber sostenerlo y cuando le enseñé, le dije Evelio, escribiste tu nombre, ese hombre áspero, curtido, me dijo llorando, ¡ya no tengo que firmar más con los cascos!, ahí, descubrí la importancia de ser maestro.

“Yo disfruto un aula llena de estudiantes, para debatir, educarlos, no solo desde lo académico, también prepararlo para enfrentar a vida, ya sea en un centro educativo o en cualquier lugar”, acotó el profe Ramón.
La juventud también da su paso, como lo hiciera Ramón en los inicios de la Revolución al llamado de Fidel, ese es el caso de Yanislaydis Pupo Ronquillo, egresada de la escuela pedagógica que hoy forma parte de su claustro y desde su clase convoca al magisterio.

“Mis abuelos fueron mi inspiración para ser maestra, luego ya con los años de estudio me enamoré de esta hermosa profesión, porque sin maestros no se puede visualizar el futuro, porque es necesario la constante preparación de las nuevas generaciones”.
El colectivo de la Martha Machado tiene muy claro sus metas y la importancia de su tarea, esa la más noble del mundo, educar.




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