Cada 3 de diciembre, Cuba despierta con un sentimiento de orgullo y agradecimiento profundo. En cada consultorio del médico de la familia, en cada policlínico, en cada hospital del país, se respira una mezcla de historia, sacrificio y amor por la vida. Porque hoy celebramos el Día de la Medicina Latinoamericana, y desde esta Isla, donde la salud es un derecho conquistado, la fecha adquiere un brillo especial.
Recordamos al sabio Carlos J. Finlay, orgullo de la ciencia cubana y latinoamericana, cuyo descubrimiento sobre el agente transmisor de la fiebre amarilla cambió la historia de la medicina universal. Su legado no es solo científico: es moral. Nos recuerda que desde Cuba se puede aportar al mundo, que desde esta tierra pequeña nacen gigantes.
La medicina cubana es, ante todo, revolucionaria. Es la medicina que llegó a los rincones más apartados de la Sierra Maestra antes incluso de que se proclamara la victoria; la que creció con el concepto del médico y la enfermera de la familia, llevando salud hasta el último barrio y convirtiendo a la comunidad en escuela y hogar.
Es la medicina que miles de jóvenes estudian en la ELAM, en la Ciencias Médicas del país, con esa mezcla de disciplina, sensibilidad y vocación que caracteriza al profesional cubano. La que forma médicos con la certeza de que curar no es solo un acto técnico, sino un acto humano, político y profundamente solidario.
En esta Isla, donde los desafíos económicos son reales y diarios, los trabajadores de la salud siguen siendo ejemplo de resistencia. Entre apagones, escasez y largas jornadas, no falta el médico que examina, la enfermera que acompaña, el tecnólogo que busca soluciones, el profesor que enseña con rigor, el estudiante que aprende con ansias de servir.
Esa es la medicina cubana: firme, alegre, creadora, heroica.Y es también la medicina que ha llevado la bandera de Cuba a lugares del mundo donde nadie más quiso ir. En África, en América Latina, en Asia, en zonas de desastre o de epidemias, los médicos cubanos han demostrado que ser médico cubano es ser soldado de la vida, embajador silencioso de la solidaridad y la esperanza.
Hoy, 3 de diciembre, Cuba abraza a todos sus trabajadores de la salud: a los que están en guardia, a los que velan a un paciente, a los que investigan, a los que enseñan, a los que cumplen misión, y a los que ya no están, pero dejaron un camino de luz.
En esta tierra donde la salud es conquista y principio, celebramos la medicina como un acto de amor, resistencia y Revolución. Porque cada vida salvada, cada niño vacunado, cada anciano acompañado, es también una victoria de Cuba.
Feliz Día de la Medicina Latinoamericana. Desde Cuba, donde servir es un honor y sanar es un deber.





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