La mujer cubana es raíz profunda y flor que resiste. Es fuerza que se reinventa, ternura que no se doblega, sabiduría que guía generaciones. En cada gesto suyo habita la historia de un pueblo que ha sabido levantarse una y otra vez. Desde los campos hasta los hospitales, desde los lienzos hasta las aulas, su presencia es faro y fundamento. Ella no solo habita la sociedad: la transforma.
En esa estela luminosa de mujeres que transforman, brillan con luz propia la artista visual Tania Cabrera y la doctora Laritza Álvarez. Ambas fueron homenajeadas en la peña Hojas Clínicas, un espacio donde la medicina y la cultura se entrelazan como ramas de un mismo árbol, bajo la sabia conducción del doctor Delfín Almanza. Allí, donde el arte cura y la ciencia emociona, se tejió una velada que celebró la vida y la obra de estas dos mujeres excepcionales.

Tania Cabrera, con sus pinceles que parecen danzar sobre el lienzo, nos mostró que el arte no solo se contempla, sino que se respira. Su obra, cargada de simbolismo y color, es un canto a la identidad, a la mujer, a la Fe. Cada trazo suyo es un testimonio de sensibilidad y compromiso, una ventana abierta al alma de nuestra idiosincrasia.
Por su parte, la doctora Laritza Álvarez, con bata blanca y corazón abierto, ha sabido conjugar la ciencia con la compasión. Su entrega a la medicina no se limita al bisturí o al diagnóstico, sino que se extiende al cuidado humano, al gesto cálido, a la palabra oportuna. Su historia, compartida entre anécdotas y sonrisas, conmovió a todos los presentes, revelando a una mujer que cura con las manos y también con el alma.

La noche fue un tapiz de emociones: cuadros que hablaban sin palabras, relatos que sanaban sin medicina. Los asistentes, entre acordes de guitarra, se sumergieron en un universo donde el arte y la salud se abrazan, donde la belleza y la vocación se funden en un mismo latido. Fue un homenaje que no solo reconoció trayectorias, sino que sembró inspiración.
Así, Hojas Clínicas volvió a florecer, como cada encuentro, con la savia de mujeres que hacen de su vida una obra de arte y de su arte, una forma de sanar.





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