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Salvador Allende contra el fascismo

Publicación: 11 Sep, 2025

El Comandante en Jefe Fidel Castro apreció, desde un primer momento, en la mirada de Salvador Allende, esa bondad y nobleza que acompañan a los seres excepcionales, halo virtuoso de guardián de pueblo.
Y lo admiró, aún más, cuando supo que en la década del treinta en un país donde la dominación imperialista se ejercía brutalmente sobre sus trabajadores, la cultura y sus riquezas naturales; este hombre supo llevar a cabo una lucha consecuente que nunca lo apartó de su intachable conducta revolucionaria.
Para Salvador Allende Chile era pasión viva, un gran amor, entre sus proyectos sociales estaba el de reformar la sanidad, la agricultura y la educación, razón que lo llevó a nacionalizar las empresas vitales para un proceso social y popular.
Salvador Allende fue el primer socialista en la historia en llegar al poder por franco voto popular, lo que lo convirtió de inmediato en una figura de clase mundial. Y pese a las innegables toma de partido que provocaban sus decisiones, hoy en día en su propio país y fuera de él, su figura y su proyecto siguen generando gran admiración.
La simpatía de Salvador Allende por el proceso cubano y sus principales líderes fue tal que desde entonces, cada vez que tenía una oportunidad concurriría para estar al lado del pueblo cubano, cuestión que expresó en diciembre de 1972, en la Plaza de la Revolución José Martí, de La Habana. Ocasión en que develaría con absoluta nitidez su apreciación sobre el Comandante en Jefe.
El golpe de Estado en Chile, en el año 1973, segó la vida del presidente constitucional Salvador Allende, derrocó a su gobierno de Unidad Popular e instauró en ese país un régimen dictatorial impulsado por Augusto Pinochet y otros lamentables protagonistas, que retornaron hacia posiciones fascistas que tantas víctimas cobraran durante la Segunda Guerra Mundial.
A medio siglo del fatídico golpe de Estado, Chile recuerda la figura de Salvador Allende, y mira el futuro con el alma puesta en la memoria, la que pide avanzar en la construcción de una sociedad plena, de unidad para su pueblo; fue el sueño la ilusión de soñar una sociedad más justa que Allende pagó muy caro, con su vida.
La muerte física de Allende, ocurrida hace más de cinco décadas, se ha convertido con el paso del tiempo en referencia obligada, en bandera de alerta para los pueblos progresistas, ejemplo luminoso que solo, con la voluntad de todos, podrá romper las negras cadenas que atan el avance democrático.

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