Este mes de septiembre se cumplen ciento quince años de la desaparición física del escritor realista ruso León Tolstoi, nacido en 1828 y muerto en 1910 a los ochenta y dos años, luego escribir libros inmortales como la Guerra y paz, Ana Karenina, La muerte de Iván Ilich, entre otro clásicos de las letras universales, obras que han sido llevadas al cine en múltiples ocasiones por cineastas rusos y de otros países.
El guionista de cine y formalista ruso Víctor B. Shklovski da cuenta de uno los primeros intentos de fundir los procedimientos cinematográficos con las técnicas estructurales de la literatura, cuando narra que: «León Tolstoi llegó a visitar una clínica psiquiátrica donde había un aparato de proyección, para ver una película; prestó mucha atención, y el nuevo método de unir las partes de una obra dramática, para asombro de sus futuros admiradores, apareció también en el drama El cadáver viviente, que Tolstoi estaba escribiendo en aquel momento».
Por otra parte, la novela Ana Karenina constituye una de las obras que cuenta con la mayor cantidad de versiones, desde que fuera llevada por primera vez a la pantalla en Rusia en 1911 por el director francés Maurice André Maitre, todavía en la época del cine mudo; otras de las versiones más singulares, exhibida en La Habana de 1927, fue la que protagonizó la inolvidable Greta Garbo.
Sobre esta versión el músico cubano Hilario Gonzales escribe que «Construido en la década de los 20, el Cine Encanto estaba situado en Neptuno entre Consulado e Industria y fue inaugurado con el estreno en Latinoamérica de Amor, la versión de Anna Karénina de Tolstoi que interpretaron Greta Garbo y John Gilbert y que tuvo (…) dos finales, uno “feliz” y otro fiel a la novela, era anunciado por la empresa con esta frase: “Si Ud. Desea ver los amores de Anna recompensados, vengan a las 5 p.m. Si desea ver el final [trágico] como lo escribió Tolstoi venga a las 9 p.m».
Por su parte, en una entrevista concedida por Eliseo Diego en 1988 decía: «Una de las actrices que yo he preferido siempre, de las que ‒en su tiempo, en su momento‒ me enamoré perdidamente y sin ninguna esperanza, se llamó Greta Garbo. (…) ella hizo otra película que a nuestros amigos rusos le molesta mucho, que es Ana Karenina. Les molesta porque piensan que no es la Ana Karenina de León Tolstoi. Y yo respeto mucho a mis amigos rusos, y sin duda ellos tienen razón, pero Ana Karenina es también Greta Garbo. Yo no puedo evitar que la vea muy rusa, muy Ana Karenina».
Hoy nadie pone en duda que el cine ha hecho justicia a las grandes obras de Tolstoi, las ha promovido e incentivado su lectura, pero también ya en los inicios del cine Tolstoi contribuyó a la promoción de este arte, por ejemplo, en uno de sus escritos dejó dicho: «Pero la verdad es que me gusta [el cine]. Estos rápidos cambios de escenas esta mezcla de emoción y sensaciones es mejor que los compactos y prolongados párrafos literarios a los que estamos acostumbrados.
Está más cerca de la vida».
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