En la Isla de la Juventud se desarrolla un estudio piloto en coordinación con el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), de La Habana, que incluye la implementación de un banco de huevos residuales de mosquitos.
Esta iniciativa permitirá realizar un trabajo más exacto, científico y eficiente en la lucha antivectorial, al facilitar el análisis de la resistencia y comportamiento de los vectores transmisores de enfermedades.
Sobre la relevancia de este proceso, el máster Óscar González, jefe del Laboratorio de Entomología del Centro Municipal de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CHEM), explicó que este banco constituye una herramienta de gran valor para el monitoreo y la aplicación de estrategias diferenciadas de control, lo cual contribuirá a la reducción de riesgos sanitarios en el territorio.
«Todas las semanas se hace una recogida, lunes y martes, tenemos 20 unitrampas donde las hembras ponen sus huevos, un recipiente especial que por su color es idóneo. Los huevos se mandan para el IPK y ellos contribuirá a qué el país compré realmente el plaguicida que elimine este vector, ya que hay provincias en la que están haciendo resistencia a la permetrina».
Con la creación de este banco de huevos residuales, la Isla de la Juventud da un paso de avanzada en la investigación y control de vectores, respaldada por la experiencia del Instituto Pedro Kourí.
Un esfuerzo que no solo fortalece la vigilancia epidemiológica, sino que también se traduce en mayor protección y calidad de vida para la población.
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