La XXIII edición del TEASUR 2025 concluyó con un brillante despliegue de color, música y diversión, llevando a las comunidades de Isla de la Juventud un espectáculo que tocó los corazones de niños y adultos por igual. Durante esta edición, el evento rindió homenaje a la emblemática cancionística de Teresita Fernández en algunas presentaciones, quien marcó con su obra a generaciones de cubanos y latinoamericanos.

La propuesta teatral-musical «Tu alegría la tengo yo» permitió revivir las entrañables melodías que han acompañado la infancia de muchos, como «Gatico vinagrito», «Dame la mano y danzaremos» y «Tin, Tin, la lluvia cayó». Los actores de TIJO (Teatro de la Isla Joven), junto con la compositora y pianista Arais Gómez, fueron los encargados de llevar estas canciones a la vida, realizando presentaciones en vivo en zonas rurales de la Isla, a menudo apartadas de los circuitos culturales más convencionales.
En la comunidad Frank País, un improvisado escenario montado en el portal de un vecino fue más que suficiente para convocar a niños, jóvenes y adultos que se unieron al espectáculo con entusiasmo.

Tras una emotiva presentación de uno de los cuentos de la obra «Mujer», la diversión continuó con las canciones de Teresita Fernández, que hicieron vibrar a todos los presentes.
La Brigada #2, por su parte, se dirigió también a la comunidad Mal País, donde repitió el mismo formato cercano y acogedor, llevando el arte a un público que, muchas veces, no tiene acceso a este tipo de propuestas culturales.
TEASUR 2025 cumplió su propósito de acercar el arte y la cultura a las comunidades rurales, donde el teatro no es un espectáculo cotidiano. Además, el evento motivó un intercambio genuino entre artistas y pobladores, quienes, al ver la alegría y el entusiasmo de los pequeños, se convirtieron en promotores espontáneos de la propuesta, invitando a todos sus vecinos a sumarse.

Uno de los elementos más destacados de esta edición fue la presencia de Camarcó Teatro, la Brigada #3 con sus presentaciones en lugares como el Tronco La Melvis y otros espacios de la Isla. El teatro, que se despliega en estos sitios poco convencionales, permitió que los artistas pudieran conectar de una manera más directa y personal con el público, demostrando que la cultura debe llegar a todos los rincones, sin importar las distancias.
El evento finalizó, pero dejó en cada comunidad un regalo invaluable: momentos de alegría, juegos, canciones y, sobre todo, la certeza de que la cultura puede y debe ser una herramienta de unión y transformación, capaz de tocar la vida de todos, sin distinción.
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