El 5 de julio de 1936, Cuba perdió a uno de sus más fervientes poetas patrióticos, Bonifacio Byrne, quien falleció en su ciudad natal, Matanzas, a los 75 años. Byrne, conocido como «el Poeta de la Bandera», dejó un legado literario marcado por su compromiso con la independencia cubana y su oposición a la intervención extranjera. Su muerte coincidió con el final de una era en la poesía cubana, siendo considerado el último gran exponente de la lírica patriótica del siglo XIX.
Byrne alcanzó fama nacional con su emblemático poema Mi Bandera, escrito en 1899 al regresar del exilio y ver la bandera estadounidense ondeando junto a la cubana en el Morro de La Habana. Este poema, que expresa su angustia ante la amenaza a la soberanía de Cuba, se convirtió en un símbolo de resistencia y ha sido recitado en momentos clave de la historia cubana, incluso por figuras como Camilo Cienfuegos durante la Revolución.
Más allá de su obra poética, Byrne fue un destacado periodista y activista independentista. Fundó periódicos como La Mañana y El Yucayo, y durante su exilio en Tampa colaboró con publicaciones como Patria, el órgano revolucionario de José Martí. Su vida estuvo marcada por el destierro y la lucha por la libertad, reflejando en sus versos tanto el dolor del exilio como la esperanza en la independencia de Cuba.
Hoy, en el aniversario de su muerte, Matanzas y toda Cuba recuerdan a Byrne como un hijo eminente y un defensor de la identidad nacional. Su poesía, especialmente Mi Bandera, sigue resonando como un llamado a la unidad y la defensa de la patria, manteniendo viva su memoria en plazas, escuelas y actos culturales.
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