Del 1 al 5 de julio de 2025, Cuba será sede de la XV Convención Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo, un evento de alcance global que reunirá en La Habana a investigadores, autoridades, empresarios y activistas de más de 30 países bajo el lema «Más conciencia por un medio ambiente sano e equilibrado». Organizada por la Agencia de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), esta cita no solo refuerza el liderazgo regional de Cuba en políticas ambientales, sino que también posiciona al país como un puente para el diálogo sur-sur en temas críticos como el cambio climático, la biodiversidad y la justicia ambiental. 

La importancia de esta convención para Cuba y por tanto para la Isla de la Juventud es multifacética. En primer lugar, el evento servirá como plataforma para mostrar los avances nacionales en sostenibilidad, como proyectos de bioremediación, sistemas de alerta temprana ante desastres y manejo de áreas protegidas, muchos de estos desarrollados pese a las limitaciones económicas del país. Además, la feria asociada exhibirá tecnologías cubanas exportables, una prioridad para la Agencia de Medio Ambiente en su estrategia de generación de ingresos. 

Otro eje clave es el fortalecimiento de alianzas internacionales. La convención cuenta con el respaldo de programas de la ONU (PNUD y PNUMA) y atraerá a actores clave de países como Rusia, China y México, socios estratégicos en proyectos ambientales y energéticos. .Esto es vital para Cuba, que busca financiamiento y colaboración técnica para enfrentar desafíos como la erosión costera y la transición energética, especialmente tras los recientes acuerdos con Rusia para modernizar su sistema eléctrico. 

La agenda también destaca por su enfoque inclusivo. Eventos como el Panel de Mujeres en la Ciencia y el Medio Ambiente y el Simposio de Jóvenes visibilizarán el rol protagónico de grupos tradicionalmente marginados en la lucha ambiental. Cuba, con su historial de políticas de género en ciencia, usa este espacio para promover modelos replicables en la región, como la incorporación de mujeres en carreras STEM o su participación en proyectos climáticos con enfoque comunitario. 

En el plano interno, la convención es un termómetro de las prioridades del gobierno cubano. Temas como la economía circular, la sustitución de importaciones y la gestión de riesgos aparecen recurrentemente en la agenda, alineados con los planes nacionales para mitigar la crisis económica. Además, el evento coincide con el 30 aniversario de la Agencia de Medio Ambiente, lo que permitirá evaluar logros y retos, como la necesidad de mejorar salarios en sectores críticos (meteorología y áreas protegidas). 

Aun así, la convención es una oportunidad para que Cuba demuestre resiliencia y creatividad, valores que han marcado su trayectoria ambiental. 

Como en evento anteriores una representación de científicos de la Isla de la Juventud estará presente en este encuentro, donde se exponen tantas experiencias y se aprende.

En conclusión, esta XV edición trasciende lo académico: es un acto de diplomacia científica y un llamado a la acción colectiva. Para Cuba, significa reforzar su imagen como actor comprometido con el desarrollo sostenible, acceder a nuevas tecnologías y consolidar redes de cooperación. En un planeta cada vez más afectado por crisis ecológicas, iniciativas como esta recuerdan que las soluciones deben ser tan diversas e interconectadas como los ecosistemas que buscamos proteger.