🟫Dueño de Europa en 1812, apenas tres años después Napoleón Bonaparte se encontraba confinado en una pequeña isla perdida en medio del Atlántico, a dos mil kilómetros de la costa más cercana, la de África. Vigilado noche y día por los que habían sido sus enemigos en el campo de batalla, su vida se reducía a los límites de una residencia aislada del resto de la isla, rodeado de unos pocos fieles. «¡Qué bajo he caído!», solía lamentarse recordando los días en que reinaba desde el palacio de las Tullerías o comandaba a decenas de miles de soldados de un extremo al otro de Europa.
Deprimido y enfermo, no es extraño que solo resistiera seis años; moría en 1821, cuando aún no había cumplido los 52 años. Sepultándolo en vida, sus enemigos terminaron con el peligro que la sola existencia de Napoleón suponía para el orden internacional.
Pero lo que no pudieron impedir fue que desde su confinamiento el antiguo Emperador siguiera ejerciendo una fascinación irresistible entre sus contemporáneos. Su súbita caída y la inusitada decisión de deportarlo a una isla desconocida suscitaron una curiosidad que se tornó en simpatía cuando empezaron a circular noticias sobre los rigores de su cautiverio.
A su muerte, las memorias de sus compañeros de destierro dieron a conocer a todo el mundo cómo había vivido el Emperador sus últimos seis años de vida, en lo que fue el desenlace de su «vida de novela», como él mismo la denominaba.
🧧Derrota y destierro
Santa Elena no era la primera isla en la que Napoleón, corso de nacimiento, había encontrado refugio. En 1814, tras el desastre de la campaña de Rusia y la derrota en la batalla de Leipzig, se había visto forzado a abdicar por primera vez y a retirarse a Elba, una isla situada entre Córcega y la costa italiana. Las circunstancias, sin embargo, eran muy diferentes. Tras Leipzig, Napoleón se había rehecho y había repelido en una campaña fulgurante a las tropas extranjeras que habían entrado en Francia.
🩸Derribado por un movimiento político interno que consideró una traición, en las negociaciones subsiguientes Napoleón fue tratado como un soberano que iba a reinar sobre un nuevo dominio, la isla de Elba. Un territorio que, a diferencia de Santa Elena, estaba muy cerca de Francia, lo que explica que menos de un año después el Emperador desembarcara con sus fieles cerca de Cannes, y en veinte días, «volando como un águila de campanario en campanario», se plantara en París, forzando a Luis XVIII, el Borbón a escapar de forma poco gloriosa.
💥Tras la batalla de Waterloo (18 de junio de 1815) Napoleón no podía esperar repetir la historia. La derrota había sido total, y las posibilidades de defender Francia de la invasión de los aliados eran ahora nulas.
Presionado por la opinión hostil del parlamento, cuatro días despúes de la derrota Napoleón abdicaba por segunda y última vez, consciente de que esta vez su suerte estaba echada. Los franceses, cansados de más de veinte años de revoluciones y guerras, no pedían más que la paz, bajo cualquier régimen que pudiera garantizarla. En esas condiciones, nadie podía oponerse a la restauración de la dinastía borbónica, como querían las potencias beligerantes, en especial Gran Bretaña.
🎈El único problema para el rápido restablecimiento del orden político era la persona del Emperador. ¿Qué hacer con él? Lo mismo se preguntaba Napoleón: ¿Dónde ir? La idea que desde hacía años le rondaba por la cabeza para una situación como la presente era la de exiliarse a Norteamérica, la república democrática que desde su independencia en 1776 tanto atraía a los revolucionarios franceses.
♦Allí podría convertirse en un simple granjero y llevar una vida en armonía con la naturaleza, como predicaba Rousseau. En los días que pasó recluido en su residencia de la Malmaison, cerca de París, Napoleón volvió a considerar la posibilidad. Temiendo que el nuevo gobierno provisional le arrestara para entregarlo a los aliados, emprendió un viaje de incógnito hacia la costa del sudeste de Francia, con la finalidad de embarcarse hacia el Nuevo Mundo. Pero al llegar a Rochefort, descubrió que la costa estaba vigilada por la armada británica, enterada del proyecto de fuga del general.
Tomado de quoraFuente : Historia – National Geographic
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