«La idea de este disco surge en 2021 pensando en el aniversario 90 de la orquesta Anacaona», revela Georgia Aguirre, directora de la legendaria agrupación femenina. Aunque los planes se retrasaron por la Covid-19, el tiempo extra permitió perfeccionar lo que sería un emotivo tributo: «Mi hermana Dora y yo organizamos las ideas e hicimos la selección del material; tuvimos en cuenta el repertorio de muchas décadas». El resultado es Gracias a la música, álbum nominado en tres categorías en la Feria Internacional de la Música Cubadisco 2025: Música bailable, Diseño de sonido en ambiente controlado y Notas discográficas.
El fonograma —producido por Georgia y Reynaldo Aguirre para Bis Music— es un mosaico sonoro que abarca clásicos como “Siboney” (Lecuona) con Haila y temas contemporáneos como “La Clave” (Daymi Jaime) con Mayito Rivera.
En las notas discográficas, la musicóloga Neris González Bellodestaca cómo «transitan 15 temas que son fruto de compositores legendarios y contemporáneos», incluyendo joyas de Ignacio Piñeiro (“Suavecito” con Yarima Blanco), José Antonio Méndez (“Quiéreme y verás” con Thommy Lowry) y hasta un popurrí de Pedraza Ginory/Rafael Ortiz con Dora Aguirre.
Uno de los momentos más conmovedores llega con “Quiéreme y verás”, en el que —como explica Georgia— «gracias al desarrollo tecnológico, unimos voces de las fundadoras de los años 50 con las actuales integrantes». Esta fusión generacional, junto a arreglos que van desde el septeto tradicional hasta formatos sinfónicos, demuestra lo que dicho texto describe como «un proceso evolutivo que ha devenido norma: aprender de la tradición para reinterpretarla con maestría».
El disco brilla por colaboraciones estelares: el tres de Yarima Blanco, los toques de Pedrito Martínez en “Herencia africana”, el piano de Reynaldo Aguirre y la trompeta de Thommy Lowry. «Escogimos artistas que siempre hemos admirado», subraya Georgia y destaca cómo cada uno aportó un valor incalculable con sus interpretaciones. González Bello resalta, especialmente, el “mano a mano” entre Mayito Rivera y Bárbara Zamora en “La Clave”, así como la versión rumbera de “Siboney” con Haila.
Grabado entre estudios Abdala, D’Vega y PM Record, bajo la batuta del joven José Miguel Nucho Pozo, el álbum destaca por su cohesión sonora. A pesar de grabar en diferentes ambientes, explica Georgia, Nucho logró una unidad que valió la nominación en Diseño de Sonido. Las congas y el tres emergen como «instrumentos que pusieron la nota más cubana».
Las notas discográficas destacan, además, que «Anacaona es una de las agrupaciones femeninas de la escena popular bailable más sólidas entre las de su tipo en la Isla».Esta condición de pioneras se refleja en cada arreglo del álbum, donde, como explica Georgia, la toma de decisiones creativas siempre ha sido colectiva. La musicóloga resalta cómo esta propuesta «se hermana con la de otras orquestas que han contribuido a forjar la identidad musical cubana», pero con un enfoque propio donde «la mujer no es solo intérprete, sino creadora y gestora».
Sobre el repertorio, González Bello agrega, al referirse a la dificultad de escoger entre nueve décadas de material, que «el criterio de selección supuso un enorme desafío». La directora de Anacaona dice que fue «como armar un rompecabezas histórico», desde el bolero “El final no llegará”, que Dora Aguirre popularizó en los 90, hasta temas nuevos como “Tejer el tiempo”, de César Hechavarría. La musicóloga valora cómo el álbum logra ser «un portrait que va paisajeando su propia historia, combinando obras interpretadas por ellas en diferentes épocas con composiciones creadas ex profeso».
Los arreglos de Reynaldo Aguirre, César El Lento y Maikel Cuchilla González son —según las notas discográficas— «el alma que revitaliza cada tema». En “Siboney” con Haila, «la orquestación se asemeja a una jazz band»; el bolero-chá de “Como un milagro” con Ivette Cepeda, invita a bailar. Georgia enfatiza en que buscaron «actualizar sin traicionar», como en “Suavecito”, donde el tres de Yarima Blanco aporta «aires nuevos, pero mantiene la esencia piñeriana».
En Gracias a la música el proceso creativo reunió a artistas de distintas edades: a Pedrito Martínez (representante de la rumba cubana contemporánea) y al joven Nucho Pozo. Asimismo, González Bello destaca el tema “Herencia africana”, en el que «las voces de Megan Rondón se entrelazan con las congas de Pedrito», creando un puente entre generaciones.
Georgia recuerda emocionada cómo «las fundadoras estuvieron presentes en espíritu durante las sesiones», especialmente al rescatar sus voces de 1953 para “Quiéreme y verás”.
Las ilustraciones de Zaida del Río completan este homenaje que «evoca el vuelo creativo de mujeres que hicieron de la música su lenguaje». Las «mujeres pájaros con instrumentos» simbolizan lo que Georgia define como nuestra esencia: libertad y arraigo a la vez. Para González Bello, esta propuesta gráfica «dialoga perfectamente con el contenido sonoro» y crea una obra total donde cada detalle habla de identidad y permanencia. Georgia recomienda disfrutar el disco «siempre que el corazón esté dispuesto a escuchar y bailar».
«Es un reconocimiento que nos hace muy felices», añade la directora de Anacaona sobre la nominación al Cubadisco. Y es que, para estas mujeres que han desafiado estereotipos en un medio masculinizado, como destaca González Bello, el disco «confirma su maestría» y demuestra que, más allá del género, lo que las distingue es «la toma revitalizada de músicas que desafían al tiempo».
Fuente: La Jiribilla
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