Teherán mantiene abiertos los canales con Europa, mientras el bloque evalúa su papel en la nueva arquitectura diplomática global
Este viernes 16 de mayo, Irán retomará las conversaciones nucleares con el Reino Unido, Francia y Alemania —conocidos como el E3— en la ciudad turca de Estambul. El encuentro entre altos representantes diplomáticos se produce en un momento de notable tensión e incertidumbre geopolítica, cuando se vislumbra una posible quinta ronda de negociaciones indirectas entre Teherán y Washington, que podría acercar a ambas partes a un nuevo entendimiento sobre el futuro del acuerdo nuclear de 2015.
Las conversaciones con el E3 no son un simple trámite previo al diálogo con Estados Unidos, sino una apuesta calculada por parte de Teherán para mantener abiertos los canales europeos y evaluar la postura de las capitales europeas ante una eventual reimposición de sanciones internacionales. En paralelo, la Unión Europea encara este proceso como una posible vía para recuperar parte de su peso diplomático, tras años de marginalización en escenarios clave como la crisis de Ucrania, las negociaciones climáticas o los recientes realineamientos estratégicos en Oriente Medio.
Europa ante el reto de su autonomía estratégica
Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y la ruptura unilateral del acuerdo nuclear en 2018, Estados Unidos ha dado señales claras de relegar a Europa a un segundo plano en los grandes debates geopolíticos. El abandono de la coordinación multilateral y las iniciativas bilaterales de Washington —ya sea con Teherán, Moscú o Pekín— han erosionado la posición tradicional de la UE como socio central del orden internacional. La política de sanciones secundarias impuesta por Estados Unidos ha puesto a prueba la independencia europea, especialmente en su relación con Irán.
Las relaciones transatlánticas, tradicionalmente sólidas, se han visto sometidas a un estrés inédito. La gestión de la pandemia, las fricciones comerciales, la divergencia de enfoques en política climática y las distintas estrategias hacia potencias como Rusia o China han agrietado los cimientos de una alianza que, hasta hace poco, parecía incuestionable. La desconfianza mutua se hizo explícita en foros como la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde varios líderes europeos denunciaron el creciente desdén estadounidense hacia Europa y su arquitectura de seguridad.
Teherán advierte contra el uso del mecanismo ‘snapback’
En este nuevo escenario, Irán no oculta su escepticismo ante la política europea, pero tampoco cierra la puerta a una reconstrucción del entendimiento. El ministro de Asuntos Exteriores interino, Abás Araqchi, reiteró esta semana que Teherán seguirá dispuesto a hablar con el E3, aunque advirtió de las consecuencias de activar el mecanismo de “snapback”, que permitiría restablecer sanciones de la ONU sin una nueva votación en el Consejo de Seguridad.
“Una estrategia confrontativa podría desembocar en una crisis global en materia de proliferación nuclear, cuyas repercusiones afectarían directamente a Europa”, afirmó Araqchi en una tribuna publicada por el semanario francés Le Point. Según Teherán, una activación del ‘snapback’ no solo pondría fin a la participación europea en el marco del acuerdo nuclear, sino que eliminaría los últimos resquicios de confianza mutua.
Irán cuestiona la respuesta europea tras la salida de EEUU del acuerdo
Desde la perspectiva iraní, la actual situación es, en buena parte, consecuencia de la tibieza mostrada por las capitales europeas en 2018. La retirada estadounidense del acuerdo y la posterior oleada de sanciones dejó a las empresas europeas ante una disyuntiva que, a juicio de Teherán, resolvieron en favor de sus intereses comerciales y en detrimento del multilateralismo.
“Las ventajas económicas prometidas en el marco del acuerdo nunca se materializaron. Las empresas europeas decidieron acatar las sanciones estadounidenses, en lugar de respetar los compromisos adquiridos por sus propios gobiernos”, lamentó Araqchi. Pese a ello, Irán ha mantenido reuniones discretas con diplomáticos del E3 desde finales del año pasado, la más reciente de ellas en Ginebra el pasado febrero.
El propio Araqchi reconoció: “Lamentablemente, los europeos se han aislado en estas negociaciones debido a sus propias políticas. No queremos que eso ocurra, y por eso hemos continuado el diálogo”.
Una oportunidad para redefinir el papel europeo
Con las negociaciones entre Irán y Estados Unidos avanzando de forma cautelosa, pero continua, la cuestión ahora es si Europa quiere limitarse a un papel de acompañante o si desea recuperar su lugar como actor central. Diplomáticos europeos citados por medios occidentales no descartan activar el mecanismo de sanciones si no se alcanza un acuerdo sustancial con Irán antes de agosto. Sin embargo, una decisión de ese tipo podría tensar aún más las relaciones y cerrar las puertas a una solución diplomática.
Francia, Alemania y el Reino Unido han afirmado en las últimas semanas que el avance del programa nuclear iraní representa una amenaza directa para la seguridad europea. No obstante, también han dejado claro que desean preservar el marco del acuerdo y evitar una espiral de confrontación.
El regreso a la mesa de negociaciones en Estambul representa una oportunidad para corregir el rumbo. Europa puede, si así lo decide, ejercer un papel constructivo y contribuir a un desescalamiento progresivo de la tensión nuclear. Pero para ello deberá asumir su responsabilidad histórica y actuar con una voz propia, basada en el interés colectivo y en el respeto al derecho internacional.
Tomado de HispanTV Por: Xavier Villar
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