Una amnistía arrancada a Fulgencio Batista por la movilización del pueblo liberó el 15 de mayo de 1955, al joven líder revolucionario Fidel Castro del Presidio Modelo de la entonces Isla de Pinos, junto a un grupo de sus compañeros asaltantes al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953.
El líder de la Generación del Centenario valoró en su justa medida el significado de aquella victoria de la lucha del pueblo frente al tirano, que ya había enlutado al país tantas veces. Sus compatriotas no se equivocaron con él.
Los sobrevivientes de las acciones fueron masacrados o torturados en prisión, y se realizó un juicio amañado a él y a otros 29 asaltantes, y se impusieron diversas condenas, entre las que figuraba la privación de libertad de Fidel, por espacio de 15 años, la más severa de todas.
Repudiado en gran medida por la opinión pública en 1954, Batista quiso darle un viso de legalidad y buena apariencia a sus intentos de reelección en ese mismo año. Dictó con ese fin un indulto a sus opositores prisioneros, que excluyó, por supuesto, a los implicados en los sucesos del 26 de julio.
Por otra parte, los familiares de los patriotas no se cruzaron de brazos e iniciaron los reclamos y la lucha de manera pública y muy combativa por la libertad de estos.
Una labor muy notable hicieron las progenitoras de muchos de esos jóvenes, con la confección de una carta dirigida a todo el pueblo de Cuba, en nombre de todas las madres del país.
Se incorporó a ese movimiento el Comité de Familiares Pro Amnistía de los Presos Políticos, creado también con alcance nacional.
En la entonces Isla de Pinos radicaba la prisión en que estaban los moncadistas, el lugar de nacimiento de ese Comité.
Así creció con singular fuerza y extensión el movimiento pro amnistía, que llegó a contar con un Comité Gestor muy activo.
Mientras tanto, Batista no cejaba en su empeño de reelegirse y generaba argucias para tratar de condicionar el indulto a que se veía obligado por la presión popular, y subordinar las demandas a sus intereses.
Fidel Castro, en respuesta a los intentos del dictador, hace llegar una misiva suya a la revista Bohemia, que la publicó el 25 de marzo de 1955. En ella ponía al descubierto los planes del presidente.
Lo incomunicaron y se redobló el control sobre el grupo de combatientes encarcelados.
Llegado el momento, fueron liberados grupos de opositores a Batista, miembros de diversos partidos y otros tantos pudieron regresar del exilio. El día señalado finalmente para la excarcelación de los moncadistas era inicialmente el 13 de mayo.
No salieron y en esa misma jornada en su primera plana el periódico La Calle publicaba la noticia de que Batista deseaba asesinar a Fidel Castro, y denunciaba el plan criminal, escrito por el periodista Luis Orlando Rodríguez.
Los familiares y el pueblo se volcaron a una movilización permanente frente a la cárcel hasta el día 15 en que se produjo la excarcelación anhelada y luchada.
Hubo una apoteosis en la salida de Fidel junto a sus 29 compañeros, el dirigente indiscutible del movimiento ofreció una conferencia de prensa en el hotel Isla de Pinos y, al finalizar, entregó a los medios allí presentes el Manifiesto al pueblo de Cuba, publicado por el periódico La Calle, el 16 de mayo de 1955.
En el documento ratificaba que no habría descanso ni diversión, sino un camino de lucha y batallar sin tregua por una Patria sin despotismo, ni miseria, cuyo mejor destino nada ni nadie podrá cambiar. (…) Los déspotas pasan, los pueblos perduran.
A partir de ese momento se señala, además, el surgimiento de un movimiento que llevaría el honroso nombre de 26 de Julio.
La prisión, como ya se ha dicho, había sido tan dura como él la vaticinara, pero también fecunda. Vinieron los días del exilio obligado en México, los preparativos de la expedición libertaria del yate Granma, las luchas heroicas de la Sierra y el Llano… Pero llegó finalmente, junto a Fidel, la ansiada libertad.
Tomado de ACN Por Marta Gómez Ferrals | Foto: Archivo
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