“La compañera Celia era muy exigente, muy meticulosa en todos los detalles, muy cumplidora, muy esclava del deber en todos los campos: en la guerra, en la paz, en la construcción del socialismo en nuestro país”. Así expresó el Comandante en Jefe Fidel Castro al referirse a la heroína de la Sierra y el llano en un discurso pronunciado en la inauguración del Combinado Textil de Santiago de Cuba «Celia Sánchez Manduley», un 27 de julio de 1983.
Celia Sánchez Manduley, vio la luz un 9 de mayo de 1920, en la provincia de Granma en Media Luna, desde temprana edad sus padres le infundieron sentimientos de justicia y dignidad.
Según cuentan los historiadores sobre Celia, heredó el carácter de su abuela Modesta, viuda y madre de seis hijos. Las describen además como una niña de gran fortaleza de carácter, tenacidad y sensibilidad patriótica que comenzó a formarse en su terruño natal de Media Luna.
Otras de las anécdotas mencionadas acerca de la niñez y la adolescencia de esta valerosa es que de pequeña metía bibijaguas en los bolsillos de los varones pretenciosos; dicen que aquel amor que le componía canciones en las noches manzanilleros se le murió demasiado pronto; y que fumaba sin parar y que comía poco; dicen que “no fue la sombra de Fidel, sino la luz¨.
Con su nombre de guerra, Norma, constituyó una figura fundamental en los preparativos de la expedición del yate Granma y del inicio de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra. Por orientaciones del Movimiento organizó una red de colaboradores campesinos en las cercanías de donde debía desembarcar la expedición dirigida por Fidel Castro.
Tras su muerte un 11 de enero de 1980 el Doctor Armando Hart Dávalos expresaba: “¡Esa fue Celia, compañeros! Grande en su abnegación heroica, en su lealtad incondicional, grande en su identificación con el pueblo, en su amor a la obra de la Revolución, en su interés apasionado por los demás.
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