En los tiempos que corren son varios los métodos empleados por carretilleros para ofertar sus productos, o mejor dicho, productos de los agricultores y que ellos venden en la calle a precios elevados. Y es llamativo el aumento de este tipo de vendedor, en plena vía, quizás sin tener la autorización para ejercer ese tipo de trabajo.
Utilizan para ello varios métodos, el más frecuente son las jabas de nailon con productos, sin conocerse la procedencia de esos renglones, y lo más llamativo los elevados precios a que son ofertadas esas producciones.
Dentro del contenido de estos ingeniosos envases están el boniato y el tomate ofertados a precios elevados. Muchos de esos renglones a veces, cuando el usuario llega a su domicilio, se percata de que algunos están en mal estado y no pueden consumirse, al final sale perdiendo el pueblo.
Alguien comentaba cómo es posible que una situación como esa suceda cuando las autoridades del territorio pinero reiteran la necesidad de enfrentar un combate contra precios abusivos que dañan el bolsillo de la gente.
En una reciente reflexión sobre el tema, el Intendente del territorio, Adiel Morera Macías, llamaba a eliminar el compadreo y el nivel de compromiso. El combate se gana en la calle de manera sistemática, no hay otra forma de frenar esta práctica que tanto irrita a la población.
La totalidad de los productos ofertados por los carretilleros no son de otras regiones del país, sino del propio territorio pinero, o mejor dicho de áreas de sembradíos que están comprometidas para ser comercializadas en placitas, vacías últimamente, obligando acudir a esos revendedores.
El tema no se acaba aquí, volveremos en otro momento para seguir el derrotero por este camino, pero seguros de qué habrá respuesta positiva a favor de mayor accionar de quienes tienen el compromiso sagrado de hacer cumplir lo dispuesto en nuestras legislaciones para este y otros casos.
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