Cuenta una leyenda tradicional árabe que los grandes hombres nacen y mueren bajo la ocurrencia de grandes movimientos telúricos. Si el dedo de la naturaleza señala a los seres humanos icónicos, no resulta extraño ver a Jesús Montané Oropesa como uno de ellos, pues su vida transcurrió entre sismos: nació el 14 de abril del año 1923 en la entonces Isla de Pinos, año del terremoto de magnitud estimada en 7,9 que azotó Tokio, la capital de Japón y murió el 7 de mayo de 1999 en La Habana a los 76 años de edad, año en el que un sismo que sacudió la región del Mármara dejó 17.000 muertos, lo que constituyó un trauma nacional y sacudió el panorama político turco.
Ya desde el golpe de estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, se patentiza su oposición al tirano cuando se acuartela en la colina universitaria y pasado un mes edita el periódico clandestino “Son los Mismos”, junto a Abel Santamaría y el poeta Raúl Gómez García. Al lado de Fidel, Abel y otros revolucionarios realiza múltiples acciones que lo enaltecen como uno de los candidatos más preclaros a integrar la dirección del movimiento revolucionario en gestación.
Su participación en el Asalto al Cuartel Moncada lo convierte en uno de los hombres de confianza de Fidel; por tal acción en la fecha del 13 de octubre junto a otros 26 compañeros fue trasladado al Reclusorio Nacional de la Isla de Pinos, del cual son excarcelados en 15 de mayo de 1955, gracias a la presión popular. En agosto de ese año se va México y se reúne con Fidel, Raúl y otros compañeros, para cumplir similares tareas y además para entrenarse militarmente.
Al producirse el desembarco por Las Coloradas, después del revés de alegría de Pío, es capturado por marineros de la tiranía y lo envían al Cuartel Moncada; retorna luego de ser condenado a seis años al Presidio Modelo en la Isla de Pinos
Con la Revolución en el poder, desempeña múltiples funciones gubernamentales, tales como: alcalde la Isla de Pinos (1959-1960), ministro de comunicaciones (1963-1973), integrante del comité central del partido (desde 1965); un año después es nombrado responsable nacional de administración y finanzas de éste y en el 70 ocupa por orientación de Fidel la secretaría de organización del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, entre otros cargos importantes que le fueron asignados.
Más allá de la leyenda de los movimientos telúricos, la vida de Montané Oropesa estuvo signada por la lucha revolucionaria que lo convertiría en un hombre imprescindible de la tradición patria y un ser enaltecido por la historia de la nación cubana. En sus setenta y seis de años de vida, militó en organizaciones y movimientos políticos y de masas que defendieron los valores humanos raigales que consideró como los más justos y valederos.
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