Cuenta la historia que un día como hoy pero de 1895 en la República Dominicana, dos hombres necesarios en la lucha contra el colonialismo español, José Martí y Máximo Gómez, en la localidad de Montecristi, firmaron e hicieron público uno de los más importantes documentos devenido en plataforma de la Revolución, iniciada en Cuba el 24 de febrero de ese año con el Grito de Baire.

Consistía el documento, dirigido por el Partido Revolucionario Cubano al pueblo, como el Manifiesto de Montecristi, donde se explican las razones que justificaban y exigían la independencia de Cuba, pues en él se destacaba la necesidad de una guerra necesaria y breve, que NO era contra el pueblo o el simple ciudadano español, sino contra el régimen colonial que oprimía y esclavizaba a la patria.

Este manifiesto también quitaba razones a un posible miedo al negro, echando así por tierra la denigrante campaña racista de los autonomistas y demás enemigos de la independencia, rechazaba toda consideración geopolítica acerca del futuro de Cuba, relacionándolo o integrándolo a los marcos estatales de otra nación, para dejar claro la posición de los cubanos con relación a ciertas esperanzas de aquellos soñadores con la anexión a Estados Unidos.

El Manifiesto de Montecristi proclamaba la integración de los factores del país y no alentaba a sucesos que tanto daño hicieron en la guerra de 1878. Dejaba bien claro que el Partido Revolucionario Cubano sería el que trazaría la ruta a seguir. Por tanto el documento aclaraba que la tarea no era fruto de la improvisación, sino obra de dos generaciones que mostraban la unidad y solidez de la Revolución Cubana, lo cual confirmaba la presencia de José Martí, delegado del Partido Revolucionario y Máximo Gómez, designado General en Jefe del Ejército Libertador.

A 130 años de aquel importante documento permanece su contenido vivo en el corazón de cada cubano, que ante las presiones del imperialismo yanqui de destruir la Revolución, tiene como respuesta la unidad del pueblo como se pedía desde el inicio de la luchar armada por los mambises.