Basta con escuchar el nombre de Juan Almeida Bosque, y emergen de los labios, canciones, anécdotas, poemas, música y la conocida frase ¡Aquí no se rinde nadie!
Que hombre tan sensible, su semblante pleno de luz. Cada palabra su bastión de fortaleza, lealtad a Fidel Castro y a la Revolución cubana.
Se forjó en las auroras de la Sierra Maestra, junto al peso de sus botas y el uniforme verde olivo, entre las coplas de las aves, la música y poesía que llevaba dentro.
De su natal Arroyo Naranjo, quedó la visión de un hombre negro que conoció de los barrios marginales, el hambre, opresión, miseria y el analfabetismo que sucumbía a su amada Cuba.
En el pentagrama musical cubano quedó registrado, “La Lupe”, tema que le dedicó a una mujer mexicana que conoció durante su estancia en las tierras aztecas, canción que años más tarde se convirtió en un himno de amor en el ancho y verde caimán.
Y qué decir de sus guarachas, sones, que contienen los elementos de cubanía y popularidad.
En Santiago de Cuba todavía retumba en sus calles el nombre de Juan, en La Habana, Almeida y en toda Cuba Bosque.
Nacido en La Habana el 17 de febrero de 1927, el Comandante Juan Almeida fue desde su juventud un fiel luchador y un patriota de talla excepcional, al celebrarse el 98 aniversario de su nacimiento, el pueblo de Cuba, rinde homenaje perpetuo a su obra, a su honor, a su vida de guerrillero, de Comandante, de constructor, de guía y autor de más de 300 canciones y una docena de libros.
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