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Salud, Conciencia y Esperanza

Publicación: 6 May, 2025

El consumo de drogas se ha convertido en un fenómeno alarmante que afecta a millones de personas en todo el mundo, con repercusiones devastadoras tanto para la salud como para la conciencia de los individuos. En un contexto social donde la presión, el estrés y el deseo de escapar de la realidad parecen ser cada vez más comunes, las drogas emergen como una solución temporal que, a la larga, trae consigo un cúmulo de consecuencias negativas.

El mismo puede provocar daños irreversibles en el organismo. Sustancias como el alcohol, los opiáceos, la cocaína y las metanfetaminas no solo impactan negativamente a nivel físico, sino que también afectan la salud mental. La creciente dependencia a estas sustancias puede conducir a enfermedades crónicas, problemas respiratorios, trastornos cardiovasculares, y alteraciones severas de la salud mental, como la ansiedad y la depresión.

Un estudio demuestra que el consumo habitual de drogas durante la adolescencia y juventud está asociado con un desarrollo cerebral comprometido, lo que puede llevar a dificultades en el aprendizaje y la memoria. Esta etapa crítica de la vida es esencial para el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, y la introducción de sustancias psicoactivas puede poner en riesgo el futuro de estos jóvenes.

Más allá de los efectos físicos, el consumo de drogas también provoca una profunda crisis de conciencia. Las personas bajo la influencia de estas sustancias suelen perder el control sobre sus decisiones y acciones, llevando a comportamientos autodestructivos que perjudican su vida social, laboral y familiar. La adicción se convierte en el centro de sus vidas, desplazando prioridades y relaciones que antes eran fundamentales.

El estigma asociado al consumo de drogas crea un ambiente de silencio y vergüenza, haciendo que aquellos que luchan con la adicción se sientan aún más aislados. Esto perpetúa un ciclo de sufrimiento que no solo afecta al individuo, sino que también repercute en su entorno, creando una sensación de desesperanza y desamparo en sus seres queridos.

La necesidad de una vida sin drogas no solo favorece la salud física y mental, sino que también permite una conexión más auténtica con uno mismo y con los demás. Las alternativas saludables, como el deporte, la meditación y las actividades artísticas, ofrecen formas efectivas de lidiar con el estrés y la ansiedad, sin recurrir al uso de sustancias dañinas.

Optar por no consumir drogas es un paso hacia un futuro con mayor potencial. Cada acción positiva, cada decisión de cuidar de nuestra salud, es una contribución a una sociedad más fuerte y cohesiva. Es vital crear conciencia sobre los peligros del consumo de drogas y fomentar ambientes de apoyo que permitan a las personas encontrar la ayuda que necesitan.

La Isla de la Juventud por su carácter insular sufre el recalo de drogas, de ahí, que detectarla y entregarla a las autoridades del territorio es responsabilidad de  cada pinero, ya que personas inescrupulosas se dedican a traficar y con ello proporcionan que esta droga llegue a manos de jóvenes y con ello comience un proceso donde el consumidor se ve afectado en su estado de salud al convertirse en adicto. Tolerancia cero a la droga es el propósito.

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