Julio Antonio Mella, un día dijiste que aun después de muertos somos útiles, porque servimos de bandera. ¡Y así ha sido! ¡Tú fuiste siempre bandera de nuestros obreros y nuestros jóvenes en las luchas revolucionarias, y hoy eres bandera alentadora, ejemplar, victoriosa e invencible de la Revolución socialista de Cuba, así dijo Fidel en una de las descripciones más completas sobre Julio Antonio Mella, quien fuera asesinado en México hace hoy 96 años.
De revolucionario a comunista; de maestro de obreros a estudiante de obreros; de fundador de universidades a fundador del Partido Comunista de Cuba, Mella fue perseguido, temido en su liderazgo. Y entonces, asesinado por la tiranía machadista.
Combatiente enamorado, rebelde con causa y el cubano que más hizo en menos tiempo, fue expulsado de la Universidad de la Habana, detenido por las autoridades y forzado al exilio, desde donde se vincula al movimiento internacional.
En tierra mexicana, Julio Antonio preparaba el camino insurreccional en su Patria. Lo sabía el “Asno con Garras, y por eso la vida del joven adelantado a su época fue cegada cuando alcanzaba la plenitud, no solo como guía cubano reconocido, sino con una impronta continental y aún más allá.
Aquella noche de enero en la esquina de Abraham González y Morelos, dos disparos detuvieron el movimiento habitual de esa porción de la Ciudad de México. Mella y Tina Modotti caminaban juntos por última vez.
El vil atentado lo hirió mortalmente a él: contaron los que lo vieron que, en medio del empujón brutal de las balas, se dirigió a los transeúntes para denunciar que Gerardo Machado lo había mandado a matar y reiteró el sentido de su vida: (RR) “Muero por la Revolución.
Hace 96 años de aquel 10 de enero. La fecha convida a pensar, una vez más, de qué juventud es la que se precisa. La hora apunta a la acción, a no dejar morir al que cayó aferrado a la mano de su amada, y unido a la tanta vida que habría de tener para siempre cual bandera alentadora, ejemplar, victoriosa e invencible.
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