Nueva Gerona, La producción de arroz en Isla de la Juventud enfrentó en 2024 retos significativos que requirieron y requieren de atención y apego a lo previsto en la estrategia de desarrollo de ese programa de cara al despegue en los propósitos del autoabastecimiento territorial.
Precisamente, la creación de una nueva empresa de subordinación nacional dedicada solo a la producción arrocera, manifiesta la voluntad del país de coadyuvar a una gestión más eficiente y focalizada en este sector crucial para la seguridad alimentaria del territorio, por tratarse de un cultivo especializado y, sobre todo, alimento básico en la dieta de los cubanos.

Si se tiene en consideración que resulta inquietante constatar que en 2024 el plan de siembra se cumplió el 63 por ciento (%) y apenas se entregó el 21% del arroz cáscara húmedo a la industria, porcentajes muy por debajo de lo estimado.
Esta situación pone de manifiesto las dificultades financieras y logísticas que enfrenta el referido programa en el municipio especial, así como la dependencia de importaciones para satisfacer la demanda local de cuatro mil toneladas anuales, aproximadamente.

Para 2025, se plantean objetivos ambiciosos, como la incorporación de nuevos productores del movimiento del denominado “arroz popular” y la inversión en dos micropresas para mejorar el suministro de agua. Sin embargo, estos esfuerzos serán insuficientes sin una mejora significativa en la infraestructura y en la atención a los arroceros.
La falta de maquinaria adecuada, el déficit de insumos imprescindibles para el cultivo del cereal, el funcionamiento de solo cinco de los 17 tractores requeridos, la dependencia de importación de hidrocarburo, y la carencia de tecnología para nivelar el terreno con láser en las terrazas de uno de los polos productivos, son barreras a tener en cuenta —fundamentalmente por el peso del bloqueo de Estados Unidos a Cuba— y a superar.
No obstante, la introducción de variedades como las selecciones uno y dos, así como LP-5 (Los Palacios) y el uso de insumos biológicos y alternativos, proporcionados por Labiofam, son pasos en la dirección correcta.
Y aunque la semilla que asegura la campaña la aportan experimentados campesinos locales, es imposible soslayar el imperativo que esta esté certificada a fin de garantizar la óptima calidad del producto, a eso se suma completar las inversiones en micropresas, sistemas de riego y maquinaria agrícola.
Es también crucial el apoyo administrativo, tanto financiero como logístico, para que los productores puedan cumplir con los objetivos planteados. La producción local debe incrementarse significativamente para que en un proceso escalonado el territorio pueda asegurar al menos dos de las siete libras de arroz per cápita a partir de marzo de 2025.
https://www.acn.cu/cuba/isla-de-la-juventud-retos-y-oportunidades-en-produccion-arrocera-fotos-video-y-podcastEn definitiva, la estrategia para la producción de arroz en Isla de la Juventud debe ser integral y sostenida en el tiempo.
Solo así se podrá cumplir con los ambiciosos planes de desarrollo y asegurar la seguridad alimentaria de los más de 76 mil habitantes del territorio y evitar contratiempos que comprometan los rendimientos y esfuerzos de los arroceros como los experimentados en la actual campaña, por déficit y continuas roturas de la maquinaria especializada.
Este es un reto que si bien requiere de inversiones y tecnología, también precisa de la voluntad y compromiso de todos los actores involucrados.
Tomado de ACN Ana Esther Zulueta | Fotos: de la autora
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