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Maceo y su ideal, juntos a la memoria de un pueblo

Publicación: 14 Feb, 2025

El siete de diciembre es para los cubanos una fecha imborrable. Este día de 1896 cayó en combate Antonio Maceo Grajales, en San Pedro, Punta Brava. Ya era Maceo Lugarteniente General. Fungía como el segundo al mando de los campamentos de la Guerra del 95 cuando fue alcanzado por balas enemigas. Tenía 51 años al morir el Titán.

Había nacido más de medio siglo atrás en la localidad rural de San Luis, en Santiago de Cuba. Los padres fundadores de su hogar, Mariana y Marcos, eran mestizos poseedores de una pequeña propiedad en la que trabajaron con ahínco. Vejada por la discriminación racial en una sociedad oficialmente esclavista, la familia devino línea de patriotas de primera fila, incluida la madre.

Antonio de la Caridad Maceo Grajales, tenía 23 años cuando se alistó en las filas del naciente Ejército Libertador, a pocas horas del alzamiento del 10 de octubre de 1868. En la manigua ganó experiencia con rapidez, y la eficacia de su desempeño creció dentro de los campamentos mambises. Lo acompañaba una gran fuerza ofensiva, mostrada en la misma noche de su primer combate en Ti Arriba, lo cual posibilitó su nombramiento de sargento. Después, en diferentes escenarios de combate, Antonio mereció los grados de teniente, capitán, comandante, y teniente coronel.

Sucesivamente, Antonio Maceo llegó a la posición de General de Brigada y recibió la estrella de Mayor General, cargo con el cual terminó la conocida también Guerra de los 10 años.

Al final de la primera gesta independentista, Maceo marchó al exilio, siempre vinculado a la causa libertaria de Cuba. Luego de una tregua de unos 17 años, se sumó con José Martí y Máximo Gómez a la Guerra Necesaria, que estalló el 24 de febrero de 1895. En abril retornó a Cuba en una expedición, junto al General Flor Crombet y su hermano, el General José Maceo.

Su determinación, la más alta y ejemplar, se puso de manifiesto en Protesta de Baraguá, el 15 de marzo de 1878, así como en la Invasión de Oriente a Occidente. Cumplido el propósito de poner al país completo en pie de guerra, cayó en combate.

Era el siete de diciembre de 1896: entonces se marchitaron las yagrumas y los juncales de Punta Brava. Había muerto el Titán de Bronce, el General Antonio… Llevaba en su hombro las insignias de Lugarteniente General, y en el cuerpo las huellas de unas 27 heridas que lo habían puesto al borde de la muerte, antes de aquel día infausto.

Hoy, Cuba recuerda al hijo de Mariana y Marcos, al hombre nacido de león y leona que, por sus valores, intrepidez y valentía entró como una estrella en las páginas de la historia.

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