Los ciudadanos de más 70 países, incluyendo EEUU, Rusia, México, India y Japón, acudieron a las urnas este 2024, en lo que se considera el año con mayor participación electoral de la historia, con la mitad de la población mundial emitiendo su voto.
Probando falsas las insinuaciones lanzadas desde ciertos rincones mediáticos sobre un presunto retroceso democrático, el 2024 fue el año en el que más se llevaron a cabo elecciones en todo el planeta, con alrededor de 4 mil millones de personas llamadas a elegir nuevas autoridades, tanto presidentes y gobernadores como representantes de congresos locales y de cuerpos transnacionales como el parlamento europeo.
Si bien los ojos de la mayor parte de los analistas estuvieron centrados principalmente en una serie de contiendas de alto perfil (especialmente en las elecciones de EEUU, donde las dramáticas idas y vueltas incluyeron la retirada de un candidato a último momento y un intento de asesinato), países de todos los tamaños y ubicados en todos los continentes fueron partícipes de lo que mediáticamente se le denominó como “el super año electoral”.
Curiosamente, la única excepción fue Ucrania, que pese al respaldo por parte de Washington y la OTAN, su presidente Volodímir Zelenski canceló los comicios generales que debían realizarse por ley en este año, en medio del hundimiento de sus números de aprobación y las crecientes perspectivas negativas de su Ejército en el conflicto con Rusia.
A continuación, presentamos un puñado de lecciones y tendencias que dejaron las elecciones alrededor del mundo en este 2024.
El centrismo neoliberal está de retirada
La contundente derrota de Kamala Harris frente a Donald Trump en los comicios presidenciales de EEUU del pasado 5 de noviembre, sumado a los muy pobres desempeños del partido de Olaf Scholz y Emmanuel Macron en las parlamentarias europeas (y en las elecciones legislativas francesas unos meses después) confirmaron el poco atractivo actual del centrismo neoliberal, que tuvo su pico de popularidad con los gobiernos de Barack Obama y Angela Merkel y que en los últimos años los electorados una y otra vez han rechazado.
Como si esto fuera poco, el primer ministro canadiense Justin Trudeau sufrió a mitad de año una dura derrota en las elecciones parlamentarias de Toronto, bastión histórico de su partido, renovando el llamado de sus correligionarios de que dé un paso al costado —actualmente, su aprobación gira en torno apenas al 25%— para las elecciones generales del año próximo.
Debilidad de los oficialismos
Salvo algunas notables excepciones (México, Rusia, Venezuela y El Salvador), los oficialismos sufrieron fuertes derrotas a lo largo y ancho del planeta, siendo los ejemplos más claros los comicios en EEUU y en Reino Unido, este último en el que el electorado sacó del poder al Partido Conservador luego de 14 años de gobierno ininterrumpido.
Incluso cuando los oficialismos lograron mantenerse en el poder, como los partidos gobernantes de Japón, India o Sudáfrica, lo hicieron reduciendo su caudal de votos y teniendo que buscar compañeros de coalición para sostener sus mayorías legislativas.
Economía y seguridad, temas claves
Precisamente, las caídas de los oficialismos en países como EEUU y el Reino Unido tuvo que ver en buena parte con los malos desempeños de las economías de estos países, golpeadas por alta inflación y el bajo crecimiento desde el comienzo de la pandemia de COVID-19 y sin signos claros de recuperación.
Por otro lado, la popularidad de líderes como Nayib Bukele en El Salvador, refrendada este año en las urnas, está vinculada no solo a un manejo eficiente de la economía, sino también por su férreo manejo de la seguridad nacional. Por ejemplo, el mandatario latinoamericano llevó adelante una eficaz, aunque no carente de polémicas, lucha contra las pandillas en el país centroamericano.
Los políticos antiestablishment continúan su racha
Luego del sorpresivo triunfo de Javier Milei en Argentina a finales del 2023, este año ha continuado el éxito de los políticos que exhiben modales, discursos e ideas que se alejan de los convencionalismos de antaño.
Además del contundente triunfo de Donald Trump, quien volverá a la Casa Blanca el próximo 20 de enero, se destaca también la victoria del candidato antiestablishment Calin Georgescu en la primera vuelta de los comicios presidenciales en Rumania, además de las grandes performances de los partidos de la premier italiana, Giorgia Meloni, y la líder opositora francesa, Marine Le Pen —ambas críticas de la UE—, en las últimas elecciones al parlamento europeo.
El cambio climático perdió su atractivo electoral
Hace no demasiado, existía el consenso que una de las formas más efectivas para conseguir el voto joven era incluir en las plataformas electorales un robusto programa para luchar contra el cambio climático, postura compartida tanto por progresistas como conservadores.
Sin embargo, la fuerte desaceleración económica a lo largo de Occidente en el último tiempo ha modificado las prioridades de los votantes, que prefieren respaldar a políticos que prometan ocuparse de mejorar los salarios o subsanar el problema del acceso de la vivienda.
Así, un tema que era catalogado como “el asunto más importante de nuestra época” brilló por su ausencia en la campaña de Kamala Harris en EEUU, mientras que el partido de Los Verdes en Alemania, con una fuerte impronta ambiental, perdió 9 escaños en las elecciones legislativas europeas de este año, con sus líderes reconociendo posteriormente que sus propuestas ecologistas no conectaron con las problemáticas más urgentes del electorado.
Tomado de Sputnik
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