Hoy, Camilo Cienfuegos Gorriarán es, (así en presente), una de las figuras más admiradas de la Revolución cubana. Hablar de Camilo supone recordar al Comandante del Ejército Rebelde de primerísima línea contra la tiranía batistiana, cuyo liderazgo derivó de su espontaneidad, de su transparencia y lealtad probadas, de su carácter jovial, y su sonrisa de amplia cubanía.

La mayoría de los cubanos recuerdan al Héroe de Yaguajay por relatos de quienes lo conocieron, compartieron con él los rigores de la guerra de liberación, o por lecturas de libros y artículos de prensa. Para muchos, (por esa cualidad del ser humano de “hacerse preguntas”) su desaparición, hace 59 años, resulta aún un enigma. 

Es indiscutible que el “ingenio” popular puede ser perspicaz y también malicioso… Por eso fueron varias las versiones de lo acontecido aquel 28 de octubre… Pero igualmente se sabe que el testimonio de quienes vivieron de cerca el hecho, tuvo “más fuerza” que cualquier interpretación.  

Y cito, entre tantos publicados por nuestros medios, el del tunero y revolucionario Eusebio González, quien coincidió con Camilo en Camagüey en aquellas jornadas de octubre de 1959, cuando cumplía una misión del Ejército Rebelde.

 “Te espero mañana temprano en el Estado Mayor”, recordó años después que le dijo Camilo en el momento de despedirse. Agregó que, al rato, por microonda, hizo contacto con Camilo, quien había salido de los dominios camagüeyanos hacia la capital pasada las seis de la tarde en un pequeño  avión bimotor Cessna. Explicó que primero habló con el piloto Luciano Fariñas y después con Camilo, quien le dijo que por una tormenta la aeronave se desviaría de la ruta trazada, tras lo cual se cortó la comunicación. Y nada más. Su desaparición física la ubican varias  enciclopedias en el Estrecho de la Florida.

Todo lo demás fue exploración y ausencia. Después de días de intensa búsqueda, el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, expresó: (RR) “Hombres como Camilo Cienfuegos surgieron del pueblo y vivieron para el pueblo. Nuestra única compensación ante la pérdida de un compañero tan allegado a nosotros es saber que el pueblo de Cuba produce hombres como él. Camilo vive y vivirá en el pueblo”.