En 2013, el pueblo de Rjukan, en Noruega, encontró una solución innovadora para enfrentar la oscuridad del invierno: un sistema de espejos gigantes que reflejan la luz solar hacia la plaza principal. Rodeado de montañas, el valle permanece sin luz solar directa desde octubre hasta marzo, pero gracias a esta tecnología, los habitantes pueden disfrutar de la claridad en los meses más oscuros.
Los espejos, que abarcan 51 metros cuadrados, son controlados por un sistema computarizado que ajusta su posición para seguir el movimiento del sol y redirigir sus rayos al centro del pueblo. Este proyecto fue liderado por Martin Andersen, un artista local, e inspirado en una iniciativa similar en Viganella, Italia. Desde su instalación, ha llamado la atención internacional y convertido a Rjukan en un destino para turistas y curiosos.
Más allá de mejorar la calidad de vida en invierno, los “soles artificiales” han otorgado una nueva identidad al pueblo, demostrando cómo la tecnología puede superar desafíos específicos del entorno geográfico. Rjukan es ahora un símbolo de creatividad e ingeniería al servicio de la comunidad.
Tomado de Cultura Digital
Video tomado del canal del YouTube euronews
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