Desde hace varias jornadas, el tema de los apagones en Cuba resulta malestar y preocupación para la mayoría de sus habitantes. A contracorriente, la desconexión del sistema eléctrico nacional y la consiguiente oscuridad general deviene “fiesta” para las “arpías” que, desde afuera, y en algunos casos, desde adentro, responsabilizan al gobierno de la Isla Cubana de la situación.
En días recientes comenté en este mismo espacio que para los pineros los apagones son prácticamente “un estreno”, a diferencia de nuestros coterráneos en todas las provincias del país, incluidos los de la capital cubana. Una amiga habanera me comentaba que somos privilegiados porque, en ese minuto, los únicos cubanos “con corriente” éramos nosotros.
Al día de hoy, puede que aún la contingencia nacional se mantenga, a pesar del esfuerzo de los trabajadores “de la luz” a lo largo y ancho de Cuba. Probablemente se haya resuelto parte del problema, pero no completo. Y seguramente el dolor de la gente que continúa “apagada” sea “carne de cañón” para los que creen que la solución del problema está en la caída de la Revolución.
En el plano personal, me molesta esto último. -Y no porque soy de la Isla, “privilegiada” por el vital servicio-, sino porque reconozco que hay mucho de “oportunismo” por la “parte enemiga”; y porque, a falta de memoria y conocimientos, son superficiales y carecen de objetividad.
En primer lugar, obvian el bloqueo que nos asedia hace más de 60 años. Claro que no podemos “estar mejor”, al margen de errores internos. Analice el siguiente dato, y me dará la razón: 18 días de bloqueo equivalen al costo anual de mantenimiento al sistema eléctrico nacional. Se trata de una estadística “bien sacada”; y usted lo puede comprobar si conoce de historia y sabe matemáticas.
Quienes piden el fin de la Revolución, a partir del sufrimiento de los cubanos, olvidan que la Ley Helms-Burton y el Plan Bush están ahí, y están diseñados para convertir a Cuba en una colonia norteamericana. Y eso no se va a permitir en este país, entre otras cosas porque la independencia ha costado mucho: tanto para alcanzarla como para mantenerla estas más de seis décadas.
Es verdad que todas las dificultades de Cuba no se deben exclusivamente al bloqueo, pero este SÍ es el principal obstáculo para su desarrollo.
Es cierto que los apagones no nos gustan, Ni nos gusta la escasez Ni la “decadencia”. Pero, la solución de los problemas está dentro de la revolución y no fuera de ella. Entiéndase que “nos toca” a nosotros sacar el país a flote, aunque haya que cambiar todas las “cosas” que deben ser cambiadas. Tengamos confianza.
Por el momento, a los pineros corresponde no dejarnos confundir, y sobre todo “ahorrar” electricidad al máximo para continuar “alumbrados” y ayudar al país.
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