La educación cubana cuenta con varios momentos inolvidables en su historia, uno es su internacionalismo, una tarea llena de amor y entrega, para con aquellos casi niños que llegaban desde otras naciones del continente africano, principalmente, y que encontraron en sus profesores a su nueva familia.
Desde octubre del 1977, la Isla de la Juventud, inició este camino, para darle una herramienta vital, la educación, a esos seres humanos necesitados y demostraba una vez más que el tamaño de un país no se mide en kilómetros, sino por la voluntad de sus hombres y mujeres.
La práctica del internacionalismo socialista distingue la política de principios y solidaridad desinteresada del pueblo cubano. Su instrumentación a través del plan de Escuelas en el Campo, radicadas aquí, constituyó uno de los principales orgullos de los pobladores del territorio, así como de todos aquellos que desde diversos lugares del país colaboraron como maestros, profesores y personal de apoyo al proceso docente educativo.
El primer paso para la materialización de esa idea ocurrió durante la visita que realizara a la República Popular de Angola, en el mes de junio de 1977, el Segundo Secretario del Comité Central del Partido y Ministro de las FAR, Raúl Castro Ruz, quien hizo referencia al comunicado de Fidel, dirigido al Presidente angolano Dr. Agostino Neto, del ofrecimiento de cuatro escuelas en Cuba, con capacidad para 600 estudiantes cada una y donde podrían cursar la enseñanza primaria, secundaria, y la posibilidad de continuar posteriormente la técnica y profesional.
Conocedor de este ofrecimiento a la República Popular de Angola, el Presidente mozambicano Zamora Machel , solicitó al gobierno cubano, y en especial a Fidel, la posibilidad de enviar a Cuba estudiantes de su país en calidad de becados.
Este proceso, no fue para nada fácil, habría de romperse muros como las distintas culturas, en especial el idioma, pero ni eso detuvo a los profesores y al estado cubano para dar un poco de alegría a estos pueblos hermanos.
La necesidad de contar con más maestros fue evidente y por ello, se creó el destacamento pedagógico Manuel Ascunce Domenech, esos jóvenes que dieron el paso al frente y se vieron casi por primera vez frente a un aula con alumnos extranjeros.
Cuando se escriba paginas gloriosos de la Educación Cubana, sin lugar a dudas, la Isla de la Juventud estará muy presente, por su entrega con el internacionalismo.
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