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Cuba, país donde los niños son la prioridad

Publicación: 12 Oct, 2024

Más de tres décadas han pasado de la puesta en vigor en Cuba del primer Tratado de Derechos Humanos para las personas menores de 18 años. Se trata de la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en la Asamblea general de la ONU un año antes.  

La Mayor de las Antillas la asumió para potenciar los programas ya implementados. La infancia en la Isla de la Juventud se beneficia con las prioridades que merecen nuestros hijos, los cuales sentimos como el centro de la sociedad, y porque, además del cuidado y el amor que merecen, “nuestros retoños” son “los hombres y mujeres del mañana”.

Es válido reiterar que todos los infantes son vacunados al nacer contra 13 enfermedades transmisibles y se prioriza la detección temprana de dolencias congénitas. Nos honra, además, haber sido el primer país en recibir la validación de la Organización Mundial de Salud por eliminar la transmisión VIH/SIDA y la sífilis por la vía “madre a hijo”.

Extraordinarios son los logros en el tema de la atención a la niñez, la adolescencia y la juventud. Son sorprendentes, si se tiene en cuanta que han sido alcanzados a pesar de las graves consecuencias del genocida bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos contra Cuba, que afecta por supuesto a esta ínsula.

Pese a impactos negativos en la disponibilidad de alimentos y bienes para asegurar mejores condiciones de vida, a la infancia se le brinda servicios de Salud, educación, recreación y asistencia social de calidad. Somos parte de un país situado a la vanguardia entre naciones en desarrollo y que muestra niveles comparables a los de países desarrollados en este campo.

La Convención sobre los Derechos del Niño se ha convertido en el instrumento de derechos humanos más ampliamente ratificado de la historia y ha contribuido a transformar la vida de niños de todo el mundo.

Lamentablemente, solo un Estado no la ha ratificado aún: Estados Unidos de América, en lo que constituye una actuación carente de compromisos con la infancia y resulta, a su vez, consecuente con su actuar que desconoce el principio del interés superior del niño.

Por nuestra parte, el ánimo de que cese el bloqueo genocida que “pesa” también sobre nuestros hijos, nos mueve a la esperanza y a soñar con una isla mejor para ellos.

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