La revista ‘Science’ afirma que si bien la población posee una mayor inmunidad gracias a la inoculación de las vacunas y repetidas infecciones desde la aparición de la enfermedad a comienzos del 2020, el coronavirus aún no ha perdido la capacidad de causar brotes importantes y matar a miles de personas todos los meses alrededor del mundo.
“Una y otra vez, este virus ha demostrado que es muy inteligente a la hora de evolucionar para infectar a un gran número de personas”, le dice a Shane Crotty, virólogo del Instituto de Inmunología de La Jolla, a la revista estadounidense, que acaba de dedicarle un artículo al aumento de casos registrado alrededor del mundo en las últimas semanas.
Si bien Science aclara que es difícil cuantificar la gravedad de esta nueva ola ya que en la mayoría de los países se ha dejado de informar —o hasta llevar un registro oficial— de los flamantes casos, en países como EEUU o el Reino Unido las pruebas de aguas residuales para detectar genes del SARS-CoV-2 han exhibido en agosto los números más altos desde comienzos del 2024 y octubre del 2023, respectivamente.
¿Por qué está surgiendo el COVID-19?
Los dos factores principales, según señala el artículo, son la aparición de nuevas variantes virales que escapan a las respuestas inmunitarias y la debilitación de la protección por exposición previa al virus y a las vacunas.
Es “realmente difícil” separar estos dos motivos, explica a Science Sam Scarpino, biólogo computacional de la Universidad Northeastern. Pero los estudios sugieren que la disminución de la inmunidad es un problema menor que la capacidad de cambiar de forma del virus.
“Todas las variantes del SARS-CoV-2 que circulan hoy son miembros de una cepa llamada Omicron, identificada por primera vez por investigadores sudafricanos en noviembre de 2021. El virus ha evolucionado mucho desde entonces, sobre todo con la aparición en agosto de 2023 de BA.2.86 y su descendiente JN.1. Esos linajes se diferencian de las cepas de Omicron que circulaban anteriormente por más de 30 mutaciones en la proteína de la superficie viral conocida como pico, lo que permite que las variantes escapen de la inmunidad existente, señala el medio.
Las investigaciones muestran que la mayoría de las personas todavía tienen fuertes respuestas de anticuerpos y células T contra el SARS-CoV-2, detalla Science, aunque la mayoría no son lo suficientemente fuertes como para prevenir enfermedades o frenar la propagación.
Un estudio publicado en la edición del 11 de julio en la revista científica Nature Communications mostró que entre unas 55.000 personas en la ciudad de Nueva York cuya sangre ha sido analizada desde el inicio de la pandemia, más del 90% en 2022 tenía anticuerpos contra el virus, que persistían en niveles moderados a altos hasta la última muestra de participantes en octubre de 2023.
Pero la JN.1 y las subvariantes posteriores han superado esa inmunidad, explica en la nota Viviana Simon, viróloga de la Escuela de Medicina Icahn del Hospital Mount Sinai y autora principal de dicho estudio. Al respecto, el hecho de que nuevas variantes aparezcan cada pocos meses, y que las vacunas que se están aplicando generalmente van por detrás de ellas, hace que la gente esté protegida parcialmente, pero nunca del todo, del virus.
“Estamos fabricando vacunas contra las variantes que desaparecerán en tres meses cuando salgan las vacunas, sin tener mucha idea de hacia dónde se dirige el virus. Así que estaremos en este bucle básicamente para siempre”, vaticina Scarpino.
Science señala además que algunos expertos han especulado que las brutales olas de calor y humedad en Europa y Estados Unidos hacen que la gente pase más tiempo en interiores (con el aire acondicionado encendido), donde el virus se propaga mucho más fácilmente que en el exterior.
Otros, como el epidemiólogo de la Universidad de Oxford, Christopher Dye, dice en la nota que los cambios de actitud con respecto al virus han contribuido al aumento de casos. El público ya “no tiene apetito” por restricciones que puedan ralentizar la transmisión, argumenta, y pocas personas todavía usan máscaras.
“A muchas personas no les preocupa especialmente contraerlo y no se molestan en realizar la prueba”, concluye.
Tomado de Sputnik
0 comentarios