La Federación de Mujeres Cubanas fue fundada ocho meses después del triunfo de la Revolución. La idea de su creación fue planteada por Vilma Espín para lograr una mayor participación de las féminas en la nueva etapa que se abría en Cuba.

Una multitud de rostros sonrientes colmaba el teatro Lázaro Peña. Era el 23 de agosto de 1960. El objetivo de la cita consistía en fusionar todas las organizaciones femeninas revolucionarias que ya existían y que estaban dispuestas a juntarse con un solo nombre, para, en tiempos de libertad conquistada, mantener viva su propia rebeldía.

La Revolución tiene, sin duda alguna, en el sector femenino, un respaldo muy grande. Por eso, desde los primeros instantes del triunfo, se vio la participación activa de la mujer cubana. Aquí no solo luchan los hombres; aquí, como los hombres, luchan las mujeres” , así dijo Fidel al auditorio, y lo respaldó un aplauso que pareció infinito.

Desde entonces fue, y es, la Federación de Mujeres Cubanas, agrupación que dio apoyo en lo sucesivo a las grandes tareas que habría de enfrentar la nación antillana. No hubo un escenario de “hacer revolución” sin la acción altruista de ellas, la de nuestras abuelas y madres, de la nosotras mismas…

Así proliferaron, como flores en ciernes, las milicianas y las alfabetizadoras; las muchas que optaron por medicina o enfermería; la mujer cubana campesina, artista, científica, deportista o dirigente… Insuperables en su papel de madres.

Sesenta y cuatro años no son poco tiempo. Hoy, quienes abrazamos la misma causa somos la diáspora de aquellas que estuvieron en la cita fundacional aquel 23 de agosto. Los retos son otros, acaso más difíciles porque sobre nosotras “pesa” todo lo que nos falta y los males que de ello derivan.

Este nuevo aniversario nos vuelve a unir frente otros desafíos, donde el ingenio y la fortaleza nos mantienen erguidas, rozando la hidalguía de Mariana Grajales, Vilma Espín, Juana de Arco, Rosa Luxemburgo, o Violeta Parra: Mujeres, en definitiva: nuestra voz contra todos los silencios; abanderadas contra violencia, hechas de roca y poesía, y artífices del sacrificio y el amor.