La virtual presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, ha dicho que no reforzará sus medidas de seguridad luego de que en Estados Unidos sucediera el atentado contra Donald Trump en plena época electoral. ¿Seguirá ella el ejemplo de López Obrador de tener dispositivos de seguridad relajados aun en eventos públicos?
“No pienso reforzar la seguridad ni mucho menos; se aleja uno demasiado [de la gente]. Yo voy a seguir con las giras cuando sea presidenta. Esas no van a parar, es parte de la cuarta transformación estar en territorio, no solo en el escritorio; [si dejas de aparecer públicamente], te alejas del sentimiento de la gente”, dijo Sheinbaum recientemente a propósito del ataque contra Trump y de la creciente polarización social que también ha tenido lugar en el país latinoamericano.
Ante esta situación, es probable que la próxima mandataria mexicana “seguirá con su estrategia discreta de seguridad”, aunque posiblemente las medidas sean más duras que las que imperaron —y siguen imperando— en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, dice en entrevista con Sputnik el doctor en ciencia política por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Maximiliano García Guzmán.
“Sheinbaum es parte de los actores políticos que no llegan solos al poder: tienen una serie de acuerdos con otros personajes, ya sean visibles o no, que van delineando las medidas de protección que se requieran”, abunda el experto.
El doctor en ciencia política por la UNAM, Tomás Milton Muñoz Bravo, dice en entrevista con Sputnik que la seguridad de López Obrador fue incrementándose gradualmente conforme avanzó el sexenio, ya que, en un inicio, las medidas eran más relajadas, bajo el argumento del mandatario de que el pueblo es su protector.
“Los protocolos se fueron adecuando porque siempre hay un riesgo latente, a pesar de las frases que [López Obrador] diga sobre que el pueblo lo protege. Al igual que la sociedad estadounidense, la mexicana se ha polarizado a lo largo de casi dos décadas. Aunque políticamente Sheinbaum tenga la misma sintonía con López Obrador sobre este tema, se aumentará su protocolo de seguridad y es posible que esto ya se esté haciendo”, señala el experto.
Desde su llegada al poder, López Obrador desapareció al Estado Mayor Presidencial, que se encargaba de proteger a los mandatarios en turno, debido al presupuesto que se destinaba para mantenerlo.
Violencia política, una realidad en México
La seguridad de Sheinbaum es un tema relevante, especialmente tras lo vivido en las campañas rumbo a los comicios presidenciales de este año. De acuerdo con datos del Gobierno de México, fueron asesinados 12 candidatos registrados ante los organismos electorales, tanto a nivel local como federal.
Esta información contrasta con la dada a conocer por organizaciones civiles como Causa en Común, que registró 67 políticos asesinados entre junio de 2023 y el día de las votaciones, que se realizaron el 2 de junio de este año. Los homicidios, según su investigación, fueron perpetrados mayormente contra abanderados del partido oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
No obstante, en los que ambos expertos coinciden es en que los hechos violentos prevalecieron durante toda la contienda electoral. Esto llegó a tal grado que, durante ese periodo, se desplegó una estrategia especial para proteger a los contendientes, especialmente a quienes disputaban la Presidencia de México, donde resultó ganadora Claudia Sheinbaum.
En algunos casos, los esfuerzos no fueron suficientes. Prueba de ello fue el asesinato de la candidata de Morena por el municipio de Celaya, Guanajuato (centro), Gisela Gaytán, quien contaba con el protocolo de seguridad brindado por el Estado mexicano.
El crimen organizado, un factor clave
En México han ocurrido varios magnicidios, especialmente durante y después de la Revolución Mexicana (1910-1917). Sin embargo, uno que cimbró a la nación en las últimas décadas fue el asesinato del candidato presidencial del entonces partido oficialista, el Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio, perpetrado en 1994.
Sin embargo, actualmente los factores sociales son muy distintos. Actualmente, notan los entrevistados, el crimen organizado juega un papel preponderante en el mapa político del país latinoamericano.
“El crimen organizado es un flagelo y una variable latente que afecta la vida política al intervenir de manera directa a través de intimidaciones y asesinatos”, comenta Muñoz Bravo.
“También hay algunos reportes de prensa especializada, académicos y organizaciones no gubernamentales que exponen actos de políticos que mandan a matar [a sus pares] y utilizan este ambiente enrarecido por el narcotráfico para tratar de cubrir [el delito]. En otros, se suman ambos: políticos que emplean a delincuentes para bajar a sus oponentes”, precisa.
En este mismo tenor, García Guzmán explica que los hechos cruentos vividos en los últimos tiempos en México están constituidos por diversos tipos de violencia.
“También está la incapacidad institucional que, en ocasiones, tiene el Gobierno para poder actuar ante problemáticas de seguridad, y el rezago en aspectos económicos. Es un caldo de cultivo que deriva en la violencia política”, expresa.
¿Qué se debe observar?
Los especialistas coinciden en que lo primordial, además de la seguridad de la próxima presidenta de México, es la protección de los gobernantes locales, que suelen ser más vulnerables a ataques.
“La forma en la que están construidas las estrategias de seguridad de nuestro país aún son muy centralizadas y no se invierte lo suficiente en fortalecer los sistemas estatales o municipales de seguridad (…). Tendría que apostarse a una descentralización o una regionalización en la materia, para que las administraciones estatales y municipales generen capacidades y puedan prevenir atentados, con el fin de proteger a sus propios gobernantes”, añade García Guzmán.
Muñoz Bravo indica que, para que se logren estos objetivos, es primordial que la reforma al Poder Judicial se enfoque en la renovación de los ministerios públicos.
“Si no se tocan los ministerios públicos o las fiscalías, simple y llanamente no habrá una procuración de justicia efectiva, lo que es un elemento que no disuade a cometer este tipo de crímenes contra la clase política”, concluye.
Tomado de Sputnik
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