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“Crear la felicidad de cara al nuevo año”

Publicación: 11 Feb, 2025

Pronto acabará el año 2024.  Probablemente ya a todos nos pasan por la mente momentos vividos en estos casi 12 meses como escenas de una película. Los buenos y malos ratos, el desconcierto ante la cruda realidad, noticias optimistas, sorpresas desagradables, alegrías y tristezas.

Con diciembre entró una brisa fresca, las horas menos cálidas del año, tiempo fugaz al que llamamos invierno. Es el invierno nuestro: algunos lo asocian con la melancolía, una circunstancia para pensar en lo que fuimos y en lo que somos; en lo que tuvimos y ya no tenemos; en quienes se fueron sin decir adiós, en los que se despidieron con un nudo en la garganta porque alejarse duele y contra eso no hay antídoto posible.

Desde una ventana, cualquiera puede mirar a lo lejos y hacer un gesto de adiós a los días que no volverán, a los planes desechos y a los proyectos postergados. Puede acordarse de los encuentros que terminaron en larguísima espera y en los instantes en que la voluntad cedió su espacio a lo imposible.

Quizás, por estas fechas del año anterior sucedió lo mismo: reparamos en nuestra vida durante los más de 300 días pasados, y buscamos otras luces en las jornadas por venir. Puede que sea difícil hallar la luz fuera de nosotros mismos, pero la gente suele crear su propia felicidad buscando dentro de sí misma.

Entonces la esperanza guiña un ojo y se instala sin pedir permiso, irrumpe con todo su equipaje siempre lista para quedarse. Luego buscamos una ventana interior y encontramos la sonrisa de los hijos que obligan a sonreír; la fuerza de los padres invitándonos a ser fuertes; el optimismo de los hermanos alrededor de la mesa aunque sea una vez en 12 meses. También los amigos y colegas, cada uno con su mundo a cuestas; y los diálogos profesionales tan necesarios para aprender y sacar conclusiones.

Así, la alegría asoma a los rostros porque pese a todo estamos aquí; en una isla donde no se dejó de trabajar, ni de festejar cuando hubo motivos, ni de inventar miles de sabores en ausencia del bocado predilecto, ni de tener lo que no se pudo en otro momento, ni le leer y cantar, ni de estar seguros si escribiremos, algún día, las páginas aún no escritas.

Diciembre llegó de golpe; con él estas horas menos cálidas que son nuestro invierno. Es un tiempo perfecto para intentarlo todo, una y otra vez. Laten adentro versos y canciones: creamos nuestra propia felicidad. Ella aparece con los brazos abiertos y el hombro dispuesto a apuntalar tanta vida…

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